El Templo del Saber II

La Visita de Priadan

Como había sido encomendado, Priadan salió en busca del Templo del Saber. Los rumores eran muchos, nadie reconocía al Viajero hasta que este ya había dejado el pueblo. Todos saben que donde estaba el Viajero, también lo estaría el Templo.

Siguiendo los rumores, Priadan llegó al pueblo de Ejilia. Todo parecía indicar que fue el último lugar visitado por el Viajero. El joven trovador visitó la posada para encontrar información sobre la visita del Viajero a este pueblo.
Cuando iba entrando en la posada, Priadan chocó con otra persona que iba saliendo. “Disculpa” dijo. La otra persona no respondió, sólo se retiró.
Esa noche, Priadan se quedó en la posada para descansar y pagó por una habitación. Durante la noche, fue despertado por un sujeto que estaba de pie al lado de su cama, era el mismo sujeto con quien chocó entrando a la posada. “Supe que me estás buscando” dijo.
Priadan se puso de pie inmediatamente. “¿Quién eres?” preguntó. El extraño caminó fuera de la habitación, pero desapareció apenas llegó a la puerta. Priadan le siguió y también desapareció mientras salía de la habitación.

Una gran luz no dejaba ver a Priadan. Cuando pudo ver, Priadan notó que ya no estaba en la posada. Era una gran sala y había dos personas frente a él, uno de ellos era el desconocido en su habitación.
“Los dioses parecen tener un gran plan para ti,” dijo el desconocido, “de otra forma no me habrían pedido que te permitiera entrar al Templo del Saber.” El desconocido no dijo más y se fue caminando por una puerta. Priadan quedó solo con el segundo extraño.

“Debes cumplir con la prueba si quieres entrar, incluso los dioses saben eso” dijo el segundo desconocido. “Puedes llamarme el Guardián de la Puerta, seré quien decida si puedes entrar o debes perderte en las Planicies Secretas.” Priadan entendía que se le había permitido la entrada al Templo del Saber. “Dime, joven trovador. ¿Cuál es la diferencia entre fe y destino?”
Priadan pensó por unos minutos la respuesta. El Guardián no se movía, esperaba pacientemente la respuesta. “Mucha gente cree que son distintos, opuestos” respondió. “Yo creo que son lo mismo. El destino puede disfrazarse para permitirle a uno elegir su propio camino. La fe son nuestras elecciones y el destino es el camino que tomamos. No son distintos, son dos partes de la vida.”
El Guardián de la Puerta sonrió. “Puedes pasar, Priadan. Los dioses han elegido bien a su héroe.” Priadan atravesó una puerta que le fue señalada, pero cuando miró hacia atrás, sólo vio una pared. No estaba la entrada ni la habitación donde había conocido al Guardián de la Puerta.

Priadan recorrió un pasillo con estatuas gigantes de criaturas que nunca había visto. “Estas criaturas ya no existen. Ellos ayudaron a construir el Templo y eran los únicos que podían abrirlo. Hasta que el ciclo del conocimiento comenzó” escuchó desde el otro extremo del pasillo. “Me llaman el Coleccionista de Libros y mi deber es enseñarte tu camino y cuidar que cumplas con él.”
El Coleccionista de Libros guió a Priadan hasta una gran habitación con muchas puertas y estantes vacíos. “Tu camino es leer todos los libros que se encuentran dentro del Templo. Sólo cuando lo hayas hecho existirá la posibilidad de salir” dijo el Coleccionista.
Priadan miró los estantes. ¿Cómo podría leer si no había libros? “¿Dónde están los libros que debo leer?” preguntó.
“Están aquí” respondió el Coleccionista. “Se te presentarán a tiempo. Te recomiendo comenzar con ese pequeño de allí” dijo, señalando un pequeño libro detrás de Priadan. “Cuando termines sabrás con cual continuar. Mientras estés dentro del Templo no sentirás sed ni hambre, por eso no debes preocuparte.”

Cuando el Coleccionista se retiró, Priadan comenzó a leer todos los libros que aparecían en los estantes. Cuando terminaba con todos los libros de una habitación, aparecía una puerta que le permitía entrar en una nueva con más libros. Llegó así hasta una habitación en cuyo centro había una estatua de las diosas Danilea del Manto Plateado y Ennovi del Manto Dorado hecha en plata y oro. El lado de Danilea brillaba cuando Priadan tomaba un libro, así que el trovador se sentaba a su lado para leer.
Cada vez que cambiaba de habitación, la estatua volvía a aparecer en la nueva habitación. “Danilea es realmente hermosa” pensó una vez, mirando la estatua. Sin percatarse, el amor hacia la diosa nació en su corazón.

Libros no fue lo único que encontró Priadan dentro del Templo. Entre las habitaciones conoció a algunas personas especiales que también habían sido invitadas dentro del Templo. La primera persona que conoció fue Nhaty, la joven destinada a ser la Voz de los Diez.
“Mis padres dijeron que me encontraron en el centro del bosque. Quise visitar ese lugar, pero llegué aquí” dijo Nhaty. “He aprendido muchas cosas mientras he estado aquí dentro. Mucho sobre el pasado y la historia.”

Otra persona que conoció fue Viketel, quien fue discípulo de Xanther antes que él. “Aprendí a cantar las historias, pero preferí transformarlas. A veces ganan los villanos, ese es el momento en que debemos dejar de ser observadores y convertirnos en héroes” dijo.
“Pero no es nuestro papel interferir en las historias” respondió Priadan. “¿No recuerdas lo que te enseñó nuestro maestro? Nuestro papel es contar, no actuar.”
“Tienes que aprender a escribir tus propias lecciones de vez en cuando, Priadan. Tu destino es tuyo, pero siempre puedes ayudar a cumplir el destino de los demás si lo crees justo.” Viketel se despidió de Priadan, deseándole que alguna vez aprendiera.

La tercera persona que conoció Priadan fue Sorsar, una criatura que nunca había visto. “Soy un Alado, nací para ayudar a Danilea a encontrar su camino. Cuando quise volver a mi origen, llegué a este lugar. Ahora debo lograr salir para encontrar mi propio destino” dijo.
Los Alados son seres creados por Viento que tienen una corta vida. Ellos sólo nacen para cumplir un objetivo específico y vuelven a su creador una vez lo logran. Sorsar había sido atrapado por el Templo y ya no tenía forma de volver.

Llegó un día que Priadan terminó de leer todos los libros del Templo del Saber, y este le llevó a una habitación distinta a las demás. No había más que una puerta y una mesa. No había estantes ni libros. “Ya has terminado de leer” dijo una persona que apareció a espaldas de Priadan. “Es momento para una nueva prueba. Si logras pasar, el Templo te dejará ir.”

El desconocido llevó a Priadan hasta la mesa, que tenía dos pergaminos. “Soy el Maestro del Saber, quien cuida la salida del Templo del Saber” dijo. “Sobre esta mesa está todo lo que necesitas para escribir tu historia. El Templo necesita tu conocimiento. Nunca antes el Templo había entregado dos pergaminos a una misma persona, pero parece que tú tienes dos grandes historias que contarle.”

Priadan comenzó a escribir su historia. Escribió sobre los terranos, sus leyendas y sus héroes. Escribió sobre el Gadeth, aquella profecía de la gran hazaña que tendrían que lograr los terranos. Escribió sobre las gárgolas, sus aliados en esta importante batalla. Tituló el primer pergamino como La Gran Hazaña de los Terranos, un cuento alabando el heroísmo de los que llamó sus hermanos.
Escribió en el segundo pergamino sobre el Reino de Gwydion y el viaje que vivió junto a un grupo de héroes que buscaban cumplir con sus destinos. Escribió sobre Miles Thorn, último príncipe de un reino olvidado. Escribió sobre Nienna y Amiaruen, las princesas erias que dieron su vida para lograr el objetivo del viaje. Y escribió sobre Gmemog, un demonio nacido para destruirlo todo. Cuando terminó, tituló el pergamino como El Poema de los Héroes.

“Muchas gracias, Priadan. Este conocimiento llegará a Gaia y ella sabrá qué hacer con él” dijo el Maestro del Saber. “Intenta abrir la puerta. No te preocupes por cuándo o dónde el Templo te dejará. Él es sabio y sabe lo que hace. Acá dentro no existe el tiempo ni el espacio.”
Priadan se acercó a la puerta y la empujó. “¿Qué habrá para mí allá afuera ahora? He cumplido muchas cosas y mi camino parece terminar con esta misión.”
“No, joven trovador. Tu camino está lejos de terminar, te lo aseguro. Cuando salgas, se romperá tu reloj en la casa del Arenero. No envejecerás ni morirás, has ganado lo que se llama inmortalidad” respondió el Maestro.

Priadan salió sólo unos años después de entrar. Con energía renovada y un amor en su corazón, cumplió con su destino. Recorrió el mundo contando la historia de los terranos y del príncipe Miles de Gwydion. Tuvo muchas aventuras, pero esas son otras historias.

El Templo del Saber I

Las Historias del Viajero

El Templo del Saber es un lugar tan antiguo como el mundo mismo. Dentro están los conocimientos que los afortunados viajeros han decidido dejar. Podrían compararlo con una gran biblioteca, pero imaginen que tiene tantos cuartos que no pueden ser contados y tantos libros que puede que nunca terminen de leerlos todos.
Priadan fue invitado por el destino a entrar al Templo. Tenía un conocimiento importante que entregar. Pero dentro también recibió un conocimiento mayor.
Encontró una historia que contaba como comenzó el Templo del Saber. Cinco pequeñas historias que relataban la primera vez que el Templo abrió sus puertas. Priadan las leyó:

TRAVESÍA
Erase una vez un antiguo edificio. Tan antiguo que nadie recordaba cuando fue construido. Algunos decían que estaba ahí mucho antes que comenzara la vida. Lo que sí era cierto es que sus puertas nunca se abrían.
Hubo una noche que se reunieron cuatro personas en la entrada del edificio. Cuatro elegidos de distintos pueblos, enviados durante la primera noche sin lunas en el cielo para conocer sus destinos. Cuando estos cuatro aventureros se reunieron en la entrada, se sorprendieron al ver como un gran mar aparecía a sus espaldas.
Las aguas se agitaron y una gigante criatura salió de ellas. Los aventureros se prepararon para lo que sería su primera prueba. Había comenzado la historia del Templo del Saber.

DESTINO
Entre los elegidos había una sacerdotisa de la Luna Plateada. Había sido convocada al Templo para descubrir que fue aquello que cegó a su diosa en el cielo. Ella daba de sus energías a los aventureros para enfrentar la gran criatura.
Vio un ser oculto las aguas, esperando el momento de levantarse. Sintió la mano de la diosa sosteniendo las aguas evitando que la criatura saliera. No era un castigo, ella quería que la criatura viviese el tiempo necesario a la espera de aquel día que cumpliría con su meta. Ese día había llegado.
Pidió a los aventureros bajar sus armas. La criatura no los atacó, sino que caminó hacia la puerta del Templo y utilizó toda su fuerza y vida para abrirlo. Un destino cumplido que ella continuó realizando como la Guardián de la Puerta.

ESPERANZA
Tres aventureros continuaron su camino. Uno de ellos era un mago al que se le había prometido encontrar su lugar en el mundo si se presentaba esa noche. Esperaba encontrar su respuesta en los cuartos del Templo del Saber.
Las paredes tenían muebles vacíos, pedestales con rocas sin formas y lienzos sin pinturas. Mientras recorrían el lugar escucharon un gran rugido que atravesaba las habitaciones. Él sabía de dónde venían y guió a sus compañeros hacia quien lo había producido. Era grande pero viejo, la criatura mitad león-mitad romano ordenaba las cosas en su lugar.
Sólo bastó una mirada para que el deber fuera heredado. Encontró el mago lo que venía buscando y sintió que estaban cerca de la respuesta. Señaló a sus compañeros la salida y tomó su lugar en el Templo como el Coleccionista de Libros.

COMPAÑEROS
Sólo dos llegaron al final. Ella era la arquera, convocada al Templo para conocer el destino de su comienzo, como le habían prometido de niña. La última habitación estaba vacía, sólo había una gran puerta y una mesa.
La puerta no abría, estaba sellada tanto por fuera como por dentro. Pero ella descubrió la salida oculta en un sueño que le decía que debía leer, observar y escuchar. Aprendió la verdad del Templo del Saber y lo que debían hacer. Aprendió que ellos no le ponían fin a la historia sino que creaban el comienzo de una historia que no tiene fin.
Le pidió al cuarto aventurero que escribiera, que dejara en el papel la gran historia que comenzaba. Él escribió lo que sabía, lo que hasta entonces había conocido. Ella lo leyó después, convertida en el Maestro del Saber.

PROPÓSITO
El cuarto aventurero escribió para salir del Templo del Saber. Fuera era conocido como un trovador, pero su destino estaba por cambiar en ese momento. Escribió tres historias que se convirtieron en cinco con su segunda visita.
Su destino comenzó junto con el destino del Templo del Saber. Juntos van a todas partes y están en ningún lugar al mismo tiempo. Podía entrar a las Planicies Secretas cuando quisiera, su vida estaba ahora conectada con la infinidad. Él fue el primero en salir, pero no el único.
Su camino era definido por el viento. Su existencia era considerada sólo un rumor, aquellos que le veían no lo reconocían. Pero la leyenda había comenzado para él, y le llamaban el Viajero.

Poema de los Héroes VI

Parte VI - Del Día del Destino

Todo lo que había estado ocurriendo estaba por llegar a su objetivo. La reunión de los héroes ya conocía su destino. El demonio ya no era un desconocido para el Testigo. El cumplimiento de la oportunidad entregada para vencer a aquel ser capaz de destruir todo estaba cerca.

“Ellos vienen porque creer que Gmemog los liderará como su antiguo señor lo hizo” dijo Sir Viktor sobre el ejército de demonios que se acercaba. “Ellos no saben lo equivocado que están.”
Había llegado el momento de separarse. Algunos debían ir al lugar donde Gmemog se liberaría, mientras los demás hacían frente al ejército de demonios que marchaba. Priadan sabía a quienes debía acompañar.

Los compañeros se despidieron. No estaban seguros si volverían a verse. Por un lado viajaron Miles, Anton, la Princesa Amiaruen, Kúfur-ed-Erú y Priadan. Los otros viajeros se encaminaron hacia el campo de batalla.

Muchos de los demonios reconocieron a Sir Viktor mientras él se acercaba. Algunos rugían con odio, otros temían su lanza. Bastó que uno de ellos atacara al caballero de la máscara para que comenzara la batalla.
Habían comenzado los sucesos del día del destino. Ambos bandos entraron en combate, demonios y viajeros. Los drakonianos una vez más combatieron, honrando su palabra.

Corazones armados de acero
Con filos y miradas implacables
Corriendo hacia el futuro
Mirando siempre hacia delante.
Grandes héroes combatientes
Al destino entregan sus latidos
Impulsados por la esperanza
Buscando el fin del camino.

Cuando los guerreros chocaron contra el ejército de demonios, no fue necesaria una presentación antes del combate. Ellos conocían muy bien a quien les hacía frente. La batalla comenzó sin demora.
Eran miles contra unos cuantos, enfrentándose en una batalla en que el número no lo era todo, pero sí importaba. Desde su caballo, Sir Viktor acababa con la vida de sus oponentes con su lanza. Sus compañeros también hacían lo suyo.
En el cielo observaba la batalla Ko’Rever, vigilante de sus nobles guerreros. En el campo de batalla luchaban los drakonianos, probando por qué eran temidos. Un enemigo tras otro caía al filo de sus espadas.
Los gemelos Masía y Palor, vestidos en sus doradas armaduras, combatían utilizando las armas sagradas que se les entregaron por las diosas Amini y Pimón. Lance les acompañaba con su magia. Era la más grande batalla en la vida de estos jóvenes.

Llegó el momento que nuestros héroes estuvieron completamente rodeados. En ese mismo momento, el cielo se cubrió de figuras aladas, que bajaron al campo de batalla después de escuchar el rugido de su General. La esperanza les dio energía a los guerreros. Gracias al cuerno que fue soplado, el ejército drakoniano había sido convocado a la guerra.

Los latidos se multiplicaron
Guerreros unidos en sus caminos
Con espadas, lanzas o magia
Acabando con sus enemigos.
Esta era su parte de la historia
Evitar que el mal se hiciera más fuerte
Entregarían en combate sus vidas
Si eso quisiera la muerte.

Por el otro lado, Priadan observó el lugar donde habían llegado. En el suelo había un gran símbolo rojo. “Este símbolo marca el lugar donde el demonio fue separado de su cuerpo. En este mismo lugar fue escrito que aparecería” contó Anton.
La princesa Amiaruen comenzó a gritar, le dolía el pecho. “El momento se acerca, siento al demonio que intenta salir de mí.” Anton se le acercó y la guió mientras caminaban hacia el centro del símbolo.
“¿Qué hacen?” preguntó Priadan mientras corría hacia ellos, pero fue detenido por Miles. “Si se acercan a ese lugar, el demonio podría salir. Debemos proteger a la princesa, no sacrificarla.”
“Priadan,” respondió Miles, “nuestra misión de proteger a la princesa Amiaruen ya terminó. Ella sabe que éste es su camino, al igual que Anton.” Miles le dio la espalda al símbolo y caminó. “No creas que es fácil para una madre y un padre entregar a su hija, tampoco lo es para la hija entregarse. Debemos respetar su decisión, ella así lo quiere.”
“No me digas que ella es...” Priadan no se atrevió a terminar lo que quería decir. Caminó junto a Miles y notó que sus ojos estaban conteniendo las lágrimas.

Cuando estuvieron alejados del símbolo, Miles tomó su arco y preparó una flecha. “Esperemos que esto no tome más tiempo de lo necesario. La vida de este mundo depende de este momento.”

Tambores en la tierra
Hechos por pasos agigantados
El temido demonio Gmemog
Había sido despertado.
Un estruendoso rugido
La tierra de golpe se sacudió
Mirando al trovador con ojos llorosos
La princesa Amiaruen se despidió.

Anton dijo unas palabras y levantó sus brazos, después desapareció. La tierra se abrió por donde estaban y la princesa Amiaruen cayó. Miles no se movía, estaba pendiente con su flecha preparada.
“¿Esto es lo que tenía que pasar?” preguntó Priadan, molesto. “Sacrificar a la princesa para despertar a Gmemog no me parece justo. ¿Cómo están seguros que el demonio revivirá?”
Miles miró a Priadan. “Estás molesto, Priadan. Ese no eres tú, es el poder de Gmemog que te está afectando. Recuerda lo que te dijo Amiaruen anoche y tu corazón se despejará.”

Así fue, Priadan recordó las palabras tranquilas de la princesa Amiaruen la noche anterior. Su corazón se sintió más liviano. La esperanza volvió a su corazón y confiaba que lograrían lo que se habían propuesto.
Era el momento de probarlo. La tierra crujió mientras una gigantesca garra aparecía desde la fisura. Gmemog había despertado.

Un rugido que sacudió la tierra
Durante el día de la profecía
El valor del príncipe probado
Si su título él merecía.
Sin corazón ni sentimientos
Significa muerte y destrucción
Con un destino ya escrito
Que los viajeros pusieron en acción.

Gmemog surgió tan grande como una torre. Priadan notó que le faltaba el brazo derecho, tal como aprendió. Miles apuntó su flecha hacia el demonio.
“En el lugar que debería estar su corazón está la esfera negativa” dijo Miles. “Mi flecha debe llegar a esa esfera para que la profecía se cumpla y Gmemog muera. Necesito un tiro limpio.”

“¡Por fin libre!” gritó Gmemog. Su voz se escuchó como un trueno e hizo que los árboles se sacudieran. “Nada ni nadie podrá detenerme en esta oportunidad.”
“¡Gmemog!” gritó Miles. “Hoy acaba tu historia. Los dioses tienen un mensaje para ti, dicen que lamentan tu existencia y que esperan entiendas lo que ellos quieren proteger.” Miles no esperó más y lanzó su flecha. Esta dio en la cara del demonio.
Gmemog bajó la mirada hacia el príncipe. “Los dioses dejarán de existir junto con todo lo demás. No me importa lo que tengan que decir, yo soy más poderoso que todos ellos.”

Una sonrisa que no era alegría
Sino una expresión de seguridad
Que acabaría con toda la existencia
Cuando se diera la oportunidad.
Ojos profundos color muerte
Colmillos grandes como una lanza
Una expresión que afectaba corazones
Queriendo eliminar toda esperanza.

“¡Nunca podrás cumplir con tu destino!” dijo Gmemog. Comenzó a caminar, cada uno de sus pasos hacía temblar la tierra. “Todo caerá y seré lo único que quede” continuó y comenzó a reír.
La tierra comenzó a temblar más fuerte que antes y los árboles cayeron. Miles y Priadan corrían esquivando los árboles, mientras Kúfur volaba sobre el lugar buscándolos. Sin poderlo ver, un árbol caía en dirección a Priadan. Miles empujó a Priadan, pero el árbol cayó sobre el príncipe.

Kúfur bajó y levantó el árbol que estaba sobre Miles. “¡Príncipe!” gritó Kúfur, esperando la respuesta de Miles, pero él no respondía. Priadan lo sacó del lugar antes que Kúfur soltase el árbol.
Miles reaccionó inmediatamente y preguntó hacia donde iba Gmemog. Kúfur le señaló que el demonio fue en dirección a Rosedia. “La escuela corre peligro, debemos apurarnos” dijo Miles y se puso de pie.
Los tres corrieron hacia la escuela de magia. Temían por la directora y sus estudiantes. Cuando la vieron, sus corazones se estremecieron.

Ante los ojos de los viajeros
Las torres caían hechas pedazos
Con los temblores que ocurrían
Cuando Gmemog daba un paso.
Los gritos de los estudiantes
Fue lo primero que dio aviso
Cuando cayó la última torre
La escuela en arena se deshizo.

“Tengo que conseguir un tiro limpio, sólo me queda una flecha” dijo Miles. Kúfur lo tomó y se fueron volando. Priadan corrió, intentando alcanzarles.

Cuando estuvieron cerca de Gmemog, éste los vio y atacó con su brazo. “No podrás vencerme, príncipe. El triunfo es y será siempre mío” dijo Gmemog antes de golpearlos.
Miles y Kúfur cayeron sobre los escombros de una de las torres. Cuando el príncipe se levantó, notó que su última flecha estaba rota. “Este es el fin, la profecía decía que cuando tuviera mi última flecha, esta daría en el blanco. Ya no me quedan flechas. Estamos perdidos.”

Kúfur se levantó, uno de sus brazos estaba roto y cayó como si sólo fuese una piedra. “Príncipe, no pierda la esperanza. Si lo hace, dejará que Gmemog triunfe” dijo la gárgola. “Si tuviese una oportunidad, podría conseguirle su última flecha” continuó, mirando a Gmemog.
Miles miró en la misma dirección que Kúfur y entendió. “Es imposible conseguirla, Gmemog nunca te dejará acercarte” dijo. En el cielo se escuchó un rugido.

El drakón llegó por los cielos
Destino lo había convocado
Como parte de un gran plan
Para todos los destinos encontrados.
Dominael tomó al demonio
Gracias a sus poderosas grarras
Dándole a los viajeros una oportunidad
De ganar la difícil batalla.

Dominael tenía inmovilizado a Gmemog. Había venido para vengarse por lo ocurrido días antes. Gracias al poder que Fuego le concedió, podía tomar a Gmemog sin verse afectado por su poder.

Esta era la oportunidad que Kúfur necesitaba para alcanzar la flecha en el rostro de Gmemog. Emprendió el vuelo, sabiendo que entregaría su vida en ese viaje. Miles corrió detrás de él.

Cuando Kúfur llegó cerca de Gmemog, sintió como la energía del demonio intentaba penetrar su corazón. “Juré proteger al príncipe” dijo, “y este es el momento que entrego mi vida para que se cumpla su destino.” Tomó la flecha en el rostro de Gmemog e intentó sacarla con su único brazo.
La energía del demonio se pasaba a través de la flecha hacia la gárgola, que sentía como la vida se le escapaba. En un último intento por sacarla, afirmó sus pies en el rostro del demonio y la jaló con todas sus fuerzas.

¿Qué se necesita en el destino
Para lograr encontrarlo?
Un acto de valor del guerrero
Un sacrificio para lograrlo.
Retiró la flecha del rostro
Entregando su vida al hacerlo
La lanzó hacia el príncipe
Pues sólo él podría detenerlo.

El cuerpo de Kúfur cayó deshaciéndose en arena. El arco de Miles se trisó. El príncipe tomó la flecha y apuntó.
Priadan ya le había alcanzado. Logró ver el sacrificio de Kúfur y notó el arco trisado. No sabía que decir.

Sin decir palabra alguna, Miles lanzó la flecha hacia Gmemog y esta se le clavó en el pecho. El demonio rugió tan fuerte que Priadan cayó al suelo y Dominael fue lanzado lejos. Gmemog ardía en llamas.
“Lo logramos, Priadan” dijo Miles, que cayó de rodillas. El trovador intentó ayudarle a ponerse de pie. “Déjalo, mi propósito en esta vida ya terminó. Perdóname por dejar el resto en tus manos.”
“Príncipe Miles, ha sido un honor haber viajado con grandes guerreros como ustedes. Me encargaré que su historia sea conocida por todos en todas partes” contestó Priadan. “El mundo sabrá cómo fue salvado gracias al destino de un príncipe y los héroes que decidieron acompañarle.”
Miles se quitó la manta que siempre llevaba a modo de capa y se la entregó a Priadan. “Está hecha con piel de salamandra. Te servirá más a ti que a mí ahora” dijo. “Ahora me reuniré con mi pueblo.”

Héroes grandes compañeros
Enfrentados a un mismo fin
Que sin apuro y siempre seguro
Comenzó el día que decidieron partir.
Con el sacrificio de un amigo
Lanzó la flecha hacia el pecho
Cumplía su destino el príncipe
Que hizo de la tierra su lecho.

Cinco de los viajeros fueron al encuentro de Gmemog pero sólo volvió uno. Priadan se encontró con los guerreros que combatieron el ejército invasor, que también sufrieron bajas. “Sir Viktor y los gemelos no sobrevivieron, pero murieron con honor” dijo Ko’Rever.
Desde los árboles apareció un mago, que venía desde Rosedia. “Nuestra directora dio su vida para salvar a todos dentro de la escuela, ahora debemos cumplir con su voluntad” dijo.

Esa noche se prendió una gran pira en honor a los guerreros caídos. Dominael mismo la encendió. Todos recordaron a los valientes guerreros esa noche, y Priadan cantó para ellos.
Al día siguiente, Priadan fue separado del grupo por el mismo mago que le habló el día anterior. “Nuestra directora dejó una importante misión que debe cumplir usted solo” dijo. “¿Ha escuchado sobre el Templo del Saber?”
“Es una leyenda. Sólo unos pocos pueden entrar en él, nadie que lo haya buscado lo ha encontrado” respondió Priadan. “Sería una búsqueda sin triunfos.”
“Ella estaba segura que tú serías el indicado para esta misión” dijo el mago. “La directora Saria mencionó que tú tenías un importante futuro, y que se revelaría mientras viajas. Dijo que lo que aprendas en el Templo te servirá para lo que está por venir.”
Priadan miró hacia atrás en dirección a sus compañeros, pero no podía verlos. Si partía, lo haría de inmediato sin despedirse. Si se quedaba, tal vez nunca conocería su destino.

Esa misma mañana, Priadan comenzó su viaje. No se despidió, pues tenía la esperanza en su corazón que algún día volvería a encontrarse con sus compañeros viajeros. Era el momento de buscar el Templo del Saber...

Poema de los Héroes V

Parte V - De la Última Noche

Hace miles de años, una esfera negativa dio nacimiento a Gmemog, un demonio con un poder capaz de destruir todo lo conocido. Los dioses Tagli y Neva sacrificaron sus cuerpos inmortales para encerrar al demonio, pero su sello no duró por siempre. Hace trescientos años, el demonio se liberó, poniendo en peligro nuevamente a todo lo conocido. Gracias a un poderoso hechizo erio, fue posible posponer el triunfo del demonio para dar una posibilidad a los seres vivos de evitar que esto sucediera.

Priadan es un trovador romano entrenado por el renombrado Xanther, el Gran Poeta. Despuès de vivir durante tres años con los terranos, Priadan vio como ellos aceptaban su destino, el Gadeth. Ahora fue invitado a viajar junto a Anton Duoluz para vivir una nueva aventura.
Poco sabía el joven sobre el destino que le esperaba a él y a aquellos que se le unieron durante el viaje. El día que el demonio Gmemog regresaría está cerca, y él fue invitado a convertirse en el Testigo. Esta era la última noche para Priadan y sus compañeros.

Priadan aprendió que Anton era la representación física del Libro de Gwydion. Él le dio las respuestas que necesitaba. Ahora sabía lo que debía hacer. Debía recordar, debía cantar. Debía aprender, debía enseñar. Ahora debía visitar a cada uno de sus compañeros para saber que los había llevado hasta ese día. ¿Qué esperaban al momento de encontrar su destino?
Caminó por el pasillo por donde estaban las habitaciones y encontró fuera de una de ellas a Kúfur-ed-Erú, la gárgola que había jurado lealtad al príncipe Miles Thorn.
Kúfur estaba de pie, siempre vigilante, y al ver a Priadan le saludó. “¿Has venido a ver a Miles?” dijo. “Debes saber que no se encuentra en su habitación ahora, pero aún así yo lo espero.”
“Si bien tenía intensión de hablar con el príncipe Miles, no puedo negar que mis intensiones también incluyen el hablar contigo, pues tú también eres uno de los guerreros que mañana conocerá su destino” dijo Priadan. “Quiero saber tu historia, quiero saber qué te motiva. ¿Cómo es que una gárgola, seres nobles e hijos de la diosa Ennovi, ha jurado lealtad a un romano y ha vivido con él tantos años?”
Kúfur se sentó, quedando solo un poco más alto que Priadan. “Lo que quieres saber es la historia que ocurrió mucho antes que Miles naciera y que involucra a sus padres y a mí. Quieres saber la historia de una inocente criatura en ese entonces que fue atraída por un tirano y fue transformada en una atracción para su circo. Quieres saber como un noble disfrazado de ladrón entró en la noche y le rescató. Juré que nada le ocurriría. Con sus últimas palabras ese nefasto día, me dijo que cuidara de su hijo. Así que lo busqué y saqué de entre los escombros. Mi vida y la del príncipe están unidas por su arco, ya que la vida del príncipe podía unirse al arco, pero el arco debía mantenerse con vida. Con gusto entregué mi sangre para esta unión. Mañana, cuando se cumplan los destinos, un futuro incierto espera al arco.”

La dura roca es parte de su piel
Y su corazón ardiente como la lava
Rescatado por un noble de sangre
Juró lealtad la gárgola esclava.
Un pacto que conectó sus vidas
Permitiéndoles caminar al futuro
Esperando la noche prometida
Pacientes sin ningún apuro.

Priadan pensó en el noble disfrazado de ladrón, un futuro rey de Gwydion. Pensó en la gárgola, atracción para algunos. Pensó en un joven príncipe al que casi le arrebatan la vida. Debía aprender y enseñar de todos ellos.

Continuó caminando por el pasillo. ¿A quién encontraría en la siguiente puerta? ¿Quién le enseñaría sus esperanzas y motivos?
Cuando estuvo fuera de la habitación, escuchó le llamaban. “Entra muchacho” escuchó. Al entrar, se encontró con Sir Viktor, el caballero de la armadura máscara.

La armadura de Sir Viktor brillaba en un rojo tan fuerte como la sangre. “No tengas miedo del color de mi armadura, está brillando porque pronto conocerá su destino.” dijo Sir Viktor. “Anton me ha dicho que sería bueno contarte mi historia. La historia sobre un joven guerrero que perdió a su esposa y juró lealtad a un gran demonio con la condición de volver a verla. No es bueno jugar con los muertos, ellos saben todo lo que está pasando ahora. Cuando volví a ver a mi mujer, su alma estaba llorando por todo lo que yo había hecho. Para que ella pudiese descansar en paz rompí mi pacto con el demonio y luché contra él. Las mismas fuerzas que me entregó para hacer su voluntad me ayudaron a triunfar sobre él. Su ejército se dispersó, pero tanto mi armadura como mi lanza saben que mañana los volveremos a ver. En ese momento, el destino estará saldado y podré dejar descansar a mi mujer. Esa es mi historia, joven trovador.”

¿Cuáles son los límites del amor?
Cuando es sangre lo que llora el alma
Son muchas las pruebas a superar
Antes de dejarla descansar en calma.
Un destino que no te pertenece
Pero siempre se ha probado ser tuyo
Para el guerrero de armadura roja
Una fácil decisión no hubo.

Priadan prometió recordar la historia de Sir Viktor. La enseñaría a quien debiese escucharla para que no cometa los mismos errores. “Quizás en tus historias podré descansar junto a mi mujer en paz algún día” dijo antes de que Priadan continuara con su caminata.

El joven trovador sí sabía quien estaba en la siguiente habitación. Llegó hasta la puerta, pero no se atrevió a entrar. No sabía que decir si volvía a ver a la Princesa Amiaruen.
Cuando recién la conoció quedó asombrado con su belleza. Pero como había pensado después, un trovador no tiene asuntos en la realeza. Ahora ella estaba descansando en su habitación, esperando el día de mañana cuando el demonio sea liberado y se cumpla el destino de muchos.
La princesa había escuchado una profecía que decía que ella conocería su destino a través de un viajero. Ella confió que el viajero era Priadan, y esto la llevo a convertirse en el nuevo cuerpo para el demonio Gmemog. Priadan temía que la princesa le reprochara por el destino al que llegó.

Hermosa y noble eria de luz
Que esperaba ansiosa el momento
Cuando un viajero la invitaría
A realizar su propia travesía.
¿Cuál es el propósito del destino?
Presentarse como un futuro cruel
O para algunos afortunados
Tener el dulce sabor de la miel.

Estuvo parado fuera de la habitación por algunos minutos, hasta que decidió continuar caminando. Quizás no era el momento de verla. Temía saber la respuesta.

Antes de llegar a la siguiente habitación, Priadan recordó las palabras de Anton en el salón del Libro de Gwydion. El mago aseguró que contaban con una oportunidad para vencer al demonio, pero ¿cuál era? Estaban acompañados de grandes guerreros, pero aún así no contaban con tanta ayuda como la tuvieron sus hermanos terranos. “Si tan sólo el rey Coreodamor estuviera vivo. Él vendría a ayudarnos como lo hizo entonces” pensó.
“No es bueno que subestimes a tus compañeros en esta campaña, Priadan” dijo Anton, que venía llegando. “Ahora voy a mi habitación, es la que sigue en tu caminata por este pasillo, pero no tengo más que decirte.”
“¿Cuál es esa oportunidad de vencer al monstruo, Anton?” preguntó Priadan. “Cuando los terranos se enfrentaron a la criatura, primero aparecieron miles de demonios que tuvieron que derrotar. Hizo falta un ejército de gárgolas para ayudarles. Aún así, todos ellos entregaron sus vidas.”
“Mañana habrá un ejército que vendrá a esperar la aparición del demonio, pero no estarán de nuestro lado” contestó Anton. “Los héroes que viajan con nosotros esperan encontrar su destino en el campo de batalla que estará cerca del lugar donde estaremos intentando cumplir con la profecía para matar a Gmemog, ellos tienen en su interior fuerzas necesarias para triunfar. Sólo debes confiar en ellos.” Anton entró en su habitación y Priadan continuó su camino.

¿Cuál es el valor del destino?
Se puede pesar la esperanza
Que cuando se logra encontrar
Apenas se ve en la balanza.
Llegará pronto el momento
De alzar las armas en guerra
Contra las fuerzas del demonio
Y defender los seres de esta tierra.

La siguiente puerta no le llevaba a alguna habitación, sino a un gran jardín en el que descansaban los guerreros drakonianos. Priadan caminó hasta donde se encontraba Ko’Rever, quien le estaba esperando. “¿Deseas saber mi historia?” preguntó el joven guerrero.
“Mañana es el Día del Destino y se me ha encargado ser el Testigo” respondió Priadan. “Todos tienen una historia que contar, y a mí me gustaría escucharlas para evitar que se pierdan en el tiempo. Por favor, cuéntame.”

“No hay mucho que contar, joven trobador. Yo no era quien debía estar en este lugar mañana, puesto que mi padre fue el General que salió con esta guardia para ayudarles en esta campaña. Pero la espada me ha enseñado que el destino de mi padre ahora es mío” contó Ko’Rever. “La familia Ko’ ha sido líder del ejército drakoniano por generaciones, mi padre me ha enseñado como liderar durante toda mi vida. Cuando nos enfrentamos a Dominael fue la primera batalla en la que participé.”
“¿Flamgo es el símbolo de los drakonianos?” preguntó Priadan, refiriéndose a la espada que Ko’Rever tenía en sus manos. “Hace algunos años aprendí de un herrero terrano que creó diez espadas con un mineral llamado lufu. Una de ellas era Flamgo, que fue entregada al primer general drakoniano.”
“Así es, Ko’Grando es uno de mis ancestros y el primero en portar a Flamgo. Se dice que fue él quien le enseñó a la espada lo que la espada nos enseña ahora a nosotros. Mañana, durante la batalla del destino, debo probar si soy digno de portar la espada o esta arderá en mis manos” continuó contando el drakoniano.

Fuerza que siga mi sangre
Destinos compartidos por la espada
Deseosos de probar la valentía
En la batalla que se acercaba.
Un linaje de nobles guerreros
Con sangre hecha para el combate
Sangre fuerte, roja y ardiente
Que desde su gran corazón late.

Priadan se despidió de Ko’Rever y volvió al pasillo para continuar visitando a sus compañeros. Escuchó gritos de ánimo de los drakonianos, invocando el triunfo para la batalla del día siguiente. Pronto sería el día en que el joven general se probaría digno de su puesto.

Cuando Priadan pasó por fuera de la siguiente habitación, escuchó el choque de espadas. “Puedes pasar, joven trovador” escuchó. Cuando ingresó a la habitación, se encontró con Masía y Palor, los gemelos de los erios de fuego.
“Nosotros conocimos nuestro destino hace muchos años, cuando fuimos bendecidos por las diosas Amini y Pimón y nos convertimos en erios de fuego” contó Palor. “Nosotros nacimos como romanos, pero ellas nos permitieron renacer como erios para proteger los pueblos gracias a estas armas especiales que portamos. Mi hermano lleva la lanza de Pira, mientras yo llevo la espada de Tozzla.”
“Todavía está la posibilidad de conocer un nuevo destino mañana” contó Masía. “Si se nos permitió unirnos en esta campaña es porque todavía queda algo de nosotros para lograr. Los dioses son sabios en lo que hacen, pero debemos darnos el tiempo de escucharlos.”

Del fuego renacieron prometidos
Héroes con un corazón de trueno
Confiados en sus habilidades
De valor su espíritu está lleno.
Llevan consigo el legado
Del trabajo duro del herrero
Esperanzas puestas en sus destinos
Decisiones más fuertes que el acero.

Priadan observó las armas de los gemelos. Estaban hechas de oro, y sus filos eran de diamante. “Estas espadas parecen muy especiales, no parecen hechas por terranos” dijo.
“Estas armas fueron hechas por Cóbalos usando la bendición de Pira y Tozzla, a petición de las diosas Amini y Pimón. Tienen un fuerte legado en ellas y es nuestro deber continuarlo” respondió Masía.

Priadan se despidió y continuó su camino. Todavía quedaba visitar a una persona más que lo había acompañado. Al parecer no estaba planeado que él los acompañara, pero el destino los juntó de todas formas. El hechicero conocido como Lance era el último que debía contar su historia a Priadan.

Cuando Priadan llegó a la habitación de Lance, éste tenía su puerta abierta. Invitó al trovador a entrar y le pidió que no cerrase la puerta. “Me gusta tener las puertas abiertas. Rosedia no tiene puertas de entrada o salida, sólo los magos saben cómo entrar por tierra. Cuando llegamos, lo hicimos volando junto a los drakonianos, por eso tal vez no te percataste” dijo.
“Como hechicero tú debes ser descendiente directo de un drakón, así como los drakonianos. ¿Cuál es tu historia? ¿Anton era tu maestro?” preguntó Priadan.
“Hace muchos años, era un joven que apenas comprendía la magia y menos podía controlar la que tenía en su interior. Es cierto que soy descendiente de un drakón, mi padre lo había ocultado. No fue una buena historia cuando lo descubrí, casi lo mato a él y a mi pequeña hermana” contó Lance. “Ella es distinta a los demás hechiceros, ella heredó el don de mi padre de transformarse en la raza que quiera, pero sólo puede ser un drakón o una romana. Después de eso, viajé hasta Rosedia y se me enseñó a manejar mis poderes por el mismo Anton, quien me enseñó la responsabilidad que significaba ser un hijo de drakón.”

Padre en el Manto Infinito
Hijos del Fuego en el cielo
Capaces de enseñar a los hombres
Y de en sus corazones crear miedo.
Descendiente de historias mil
Y de conocimientos cientos
Hechicero dotado de vida
Viviendo un destino incierto.

Lance se puso de pie y caminó hasta una ventana que daba a las montañas. “Mañana es una oportunidad para conocer mi destino, pero mi padre me dijo que conocería mi destino entre una espada y una canción. No comprendo aún lo que eso significa, pero seguiré viviendo mi vida esperando que mi destino me alcance algún día.”

Priadan se despidió. Ya había visitado a todos, excepto por Miles, quien no estaba en su habitación. Era el momento de retirarse a su propia habitación, pero fuera de esta encontró a la Directora Saria. “¿Estás seguro que visitaste a todos?” le preguntó.
Priadan miró atrás a todas las puertas y después volvió a mirar a la directora. “He visitado a todos aquellos a quienes debía visitar. Miles no estaba en su habitación, pero creo que él tiene sus propios asuntos esta noche.”
“Aún queda una puerta por visitar” dijo la directora. “No tengas miedo de entrar, ella está esperándote. Tu deber es conocer la historia de todos ellos y no debes dejarla afuera.” La directora le señaló a Priadan la puerta de la habitación de la Princesa Amiaruen. “Ve, no la hagas esperar más.”

Priadan siguió el consejo de la directora y volvió hasta la habitación de la princesa. Todavía no estaba seguro sobre entrar, pero escuchó a la princesa llorar y entró sin siquiera avisar. “Pensé que no vendrías” dijo la princesa, con los ojos llorosos.
“No estaba seguro si querría verme después de todo lo que ha pasado. Fue usted quien creyó yo la llevaría a su destino, pero por seguirme terminó con el demonio reposando en su interior” dijo Priadan, acercándose.
“Priadan, fue mucho más que mi destino lo que buscaba cuando los seguía a escondidas. Yo nací una noche que Danilea brillaba como nunca lo había hecho, los adivinos que nos visitaron dijeron que yo tenía parte de la diosa en mi interior. Ellos dijeron que ella había bajado para visitar a alguien, que me había elegido para ello. Cuando te vi por primera vez, sentí que una parte de mí quería hablar contigo y conocerte. Creía que esa parte es la diosa Danilea, pero luego descubrí que también era yo.” La princesa se levantó y se acercó más a Priadan. “Mañana iré con las diosas Amini y Pimón. Estoy contenta de llevar el amor conmigo, como parte de mis conocimientos” dijo y besó a Priadan.

Parte destino y parte fe
Entregó su corazón al viento
Comprendió los cariños del alma
Y el amor fue en aumento.
Un alma que descansa contenta
Caminos de lágrimas secas
Una sonrisa en sus labios
Disimulada entre pequeñas muecas.

Después del beso, Priadan se despidió de la princesa. Ella volvió a recostarse, esperando el día que seguía. No volvió a llorar.

Cuando Priadan llegó a su habitación, encontró en la puerta una flecha que fijaba un mensaje. “Te espero en lo más alto, Miles” decía. El trovador no entró en su habitación, sino que caminó hasta las escaleras y subió hasta llegar a la misma azotea desde la cual observó la batalla del día anterior.
“Disculpa que no estuviera en mi habitación, quería estar acá afuera en paz por esta última noche” dijo Miles, que estaba esperando a Priadan. “Mañana cumpliré con mi destino y mi flecha conocerá su objetivo. Pero quiero que veas lo que estoy viendo ahora.” Miles indicó a Priadan el horizonte.

Priadan observó movimiento. Marchaban lento y el sonido de los tambores era todavía suave, pero mientras se acercaban se escuchaban más fuertes. “Yo creo que ninguno de aquellos que visitaste van a dormir esta noche. Ellos llegarán temprano acá, tienen como objetivo servir a un nuevo demonio” contó Miles. “Lo que no saben es que Gmemog no busca reinar sino destruir. Su objetivo es acabar con todo el Nacimiento.”
“Pero los dioses podrán ayudarnos. Ellos tienen la fuerza para detenerlo, deberían tenerla” habló Priadan. “No pueden dejarnos solos.”
“Temo decirte que los dioses no pueden enfrentarse a este demonio. Si alguno de ellos llega a estar en contacto con Gmemog, el Nacimiento correría peligro” respondió Miles. “Pero no te preocupes, no nos han dejado solos. Gracias a ellos tenemos la oportunidad de mañana. Ellos nos han dado las herramientas y han preparado el camino para que nosotros aprendamos como vencerlo. Nuestra parte en esto es aprender y cumplir con nuestro destino.”

Tambores que marcan el paso
De guerreros buscando un objetivo
Reinar sobre la tierra existente
Y sobre todo ser vivo.
Ignoran la verdad de la bestia
Aparecida sólo para la destrucción
Sin sentimientos que formen un alma
Sin perdón que llenen un corazón.

Priadan volvió a su habitación para intentar dormir un par de horas antes que fueran convocados para el Día del Destino. No dejaba de pensar en el beso de la princesa, en los tambores lejanos y en lo que ocurriría el día siguiente. Recordó a sus hermanos terranos y lo que ellos ofrecieron para cumplir su destino. “Ellos confiaron su historia y sus leyendas a mí. Ahora nuevos héroes me entregan su historia” pensaba.

Sólo quedaba esperar al Día del Destino...

Poema de los Héroes IV

Parte IV - De la Verdad

Los héroes se reunieron camino a Melissa, y a su salida recorrieron las tierras de Dominael. El destino los llevó a enfrentarse al drakón después que este fuera poseído por un demonio que estaba dentro de la Princesa Nienna, quien murió en las fauces del drakón.
La victoria fue alcanzada gracias a Ko’Rever, que tomó el liderazgo de los drakonianos después que su padre, Ko’Krarian, cayera a manos de Dominael, y la Princesa Amiaruen, que seguía oculta al grupo, y ofreció su cuerpo al demonio para que se recuperara.

Después fueron advertidos que Rosedia, su destino en este viaje, estaba siendo atacada. Los drakonianos volaron hacia la Escuela de Magia, llevando consigo a Lance y Priadan, adelantándose del grupo. La batalla fue difícil, pero gracias al trabajo en equipo de Ko’Rever y el hechicero, lograron vencer.

Un nuevo día había amanecido. Priadan fue invitado a un salón donde se le presentó el Libro de Gwydion, libro gemelo del Libro del Ébez de los terranos. Era el momento de aprender sobre todos los misterios que rodeaban el viaje.

Priadan debía ser cuidadoso, pues el libro sólo respondería a sus preguntas. ¿Qué es lo que quería saber? ¿Qué necesitaba saber? ¿Qué debía saber? El joven guardó silencio y recordó.

Su papel en esto es ser el testigo, aquel que recordaría la gran historia y la contaría durante sus viajes. ¿Por qué? Priadan recordó a la Princesa Nienna, cuyo destino era tener al demonio Gmemog en su interior, pero este destino fue cruelmente arrebatado por Dominael. ¿Es posible robarle el destino a alguien? Si es así, ¿podría haber sido alguien más?

¿Qué tan frágil es el destino? Una vez él ya no estuviera más, ¿quién contaría las historias que protege? En su memoria y sus canciones debía guardar el recuerdo de todos los finos guerreros a los que acompañó. Así supo cuál sería su primera pregunta para el libro.

Se acercó y miró atento las páginas en blanco del Libro de Gwydion. Respiró confiado y sin temor hizo su pregunta. “¿Por qué yo?”
El viento sopló en la sala y las hojas del libro cambiaron. Cuando se detuvo, Priadan pudo leer la respuesta que necesitaba. Esta era así:
Será una obra de Destino
Que atrapado entre sus hilos
Aparecerá un joven especial
Al que llamaremos el Testigo.
Desde el comienzo del ciclo
Unirá en él los caminos
De muchos recuerdos y sentimientos
Que por siempre llevará consigo.

Las cortas palabras que leyó Priadan le entregaron la confianza que necesitaba para continuar con sus preguntas. Ahora sabía que debía hacer. Su papel en esta historia era ver y contar, aprender y enseñar. Él era el Testigo.

¿Cuál sería su siguiente pregunta? Priadan recordó al demonio que tenía la Princesa Nienna en su interior. Cuando Miles le habló, se refirió a él como Gmemog. Después, desde el cuerpo de Dominael se movió al cuerpo de la Princesa Amiaruen. Él parecía ser el objetivo de todo esto.

Nuevamente, se acercó al Libro de Gwydion y miró sus hojas en blanco. Respiró profundamente antes de preguntar. “¿Quién es Gmemog?”
Toda obra creada por bien
Genera una esfera del mal
Que toman como su víctima
A quien logren alcanzar.
Con la fuerza de la vida
Es igual al Nacimiento
Sin piedad ni perdón
No conoce los sentimientos.

Aprender eso causó escalofríos en Priadan. Gmemog es una fuerza equivalente a la creación de todo lo existente, el Nacimiento. Pero, ¿cómo llegó a desaparecer por algún tiempo?

La gran duda que llenó a Priadan en ese momento fue cómo Gmemog fue puesto dentro del cuerpo de la princesa. Allí recordó que en algún momento mencionaron el Reino de Gwydion, que el demonio habría destruido hace varios siglos. Recordó a Miles y su destino.

Era el momento de la tercera pregunta. Debía ser la correcta para que el libro diera una respuesta completa. “¿Qué es Gwydion?” preguntó.
Las hojas del libro comenzaron a cambia, primero avanzó y después retrocedió. Cuando se detuvo, las letras comenzaron a aparecer y desaparecer. Pasó un tiempo hasta que se detuvo y Priadan pudo leer.
Para detener al demonio
Espada y Escudo se sacrificaron
Transformaron sus cuerpos
Como prisiones esperaron.
Se construyó un gran templo
En el centro del reino
Fundada para proteger al mundo
De un destino horrendo.

Gwydion se había fundado para proteger la primera prisión del demonio Gmemog. Tagli y Neva habían sacrificado sus cuerpos inmortales para contenerlo. Pero eso no duró para siempre.
Por lo que aprendió de Miles y Anton, Priadan supo que Gwydion fue destruida por Gmemog cuando se liberó. Pero eso fue hace trescientos años. ¿Cómo fue encerrado Gmemog en el cuerpo de la princesa Nienna? Además, pensó priadan, si todo esto fue hace tanto tiempo, ¿cómo era posible que una eria viviera por todos estos años? Los erios viven más que los romanos, pero nunca tres siglos.

Priadan volvió a acercarse al libro. Quería saber cómo continuaba la historia, así que preguntó. “¿Quién se enfrentó a Gmemog?” Las páginas del libro le dieron la respuesta.
El día que Gwydion cayó
El hijo de las armas surgió
Con regalos de Gaia, Viento y Mar
Al demonio se enfrentó.
Hizo un pacto con un romano
Que vio cambiado su destino
Mientras esperase enfrentar al mal
Con su arco seguiría vivo.

El hijo de las armas es Claisant. Los dioses Tagli y Neva son sus padres. Entonces el demonio se enfrentó a un ser de mucho poder. Pero todavía no estaba resuelto cómo llegó Gmemog al interior de la princesa. ¿Por qué Claisant hizo un pacto con un romano? Cada respuesta del libro sólo le traía más preguntas.

Priadan sabía que debía ser cauteloso. Si llegase a preguntar algo equivocadamente, la respuesta se perdería y no sabría la verdadera historia. Pero era hora de saber.
Cerró sus ojos para intentar concentrarse y quitarse el temor. Miró las páginas en blanco del libro antes de hacer su pregunta. “¿Qué hicieron con el demonio?” preguntó.

No estaba escrito lograrlo
Pero el de alguien fue reescrito
Llegaría un día esperado
Cuando cumpliría su destino.
Una magia grande de los erios
Permitió lo lograsen encerrar
En el ser más puro y sano
Que llegase a encontrar.

Entonces, la princesa había vivido todo este tiempo con el demonio en su interior. Los erios pusieron al demonio en ella para evitar que destruyera el mundo, pero esto tampoco duraría para siempre. Había que encontrar la forma de destruir al demonio antes que lograse liberarse del cuerpo en el que lo habían puesto.
Priadan imaginó los trescientos años que la princesa había vivido con el demonio en su interior. ¿Cuánto dolor habría soportado? El demonio le había permitido seguir viva todo ese tiempo, pero cuando se liberó significó que la princesa moriría.

La historia no se terminaba ahí. Todavía quedaba mucho más por aprender. ¿Qué ocurrió todo este tiempo? Si Miles vivió en Gwydion, ¿qué papel juega Anton en todo esto? ¿Cómo supo todo lo que había ocurrido y lo que iba a ocurrir?

Priadan se acercó al Libro de Gwydion y preguntó. “¿Quién es Anton Duoluz?” Las páginas del libro le entregaron la respuesta.

Saber puede considerarse un don
Pero también es una condena
Necesitábamos alguien que viviese
E hiciera correr las arenas.
Él recorrería el mundo
Pondría las cosas a funcionar
Esperando el Día del Destino
Que tarde o temprano debía llegar.

Priadan entendió que Anton era una representación del Libro de Gwydion en la tierra. El mago recorrió el mundo buscando las claves y poniendo en funcionamiento los factores necesarios para que el Día del Destino llegase y se cumplieran los objetivos de todos los involucrados. ¿Qué ocurriría con él cuando todo esto termine? Le dijeron que después de ese día el libro no existiría más, ¿sería lo mismo con Anton? Decidió preguntarle eso al mismo Anton después.

Muchas veces había escuchado sobre el Día del Destino. Era hora de aprender de qué trataba. Priadan se acercó al Libro de Gwydion e intentó hacer la pregunta, pero algo lo detuvo. El libro parecía estar brillando, así que se alejó.

Anton apareció en la habitación junto al libro. “La pregunta que vas a hacer es clave para tu papel en esta aventura. El libro confía en que lo harás bien, sólo debes hacerlo tranquilo.” Después, se hizo a un lado para que Priadan preguntase al libro.
Pese al brillo intenso del libro, a Priadan no le dolían los ojos. Mientras más cerca estaba, más tranquilo se sentía. “¿Qué es el Día del Destino?” El libro dejó de brillar para mostrar su respuesta a Priadan.

Claisant pidió a Destino
Por una única oportunidad
De cambiar la historia ocurrida
Y lograr vencer la adversidad.
Trescientos años recibió
Para esperar ese especial momento
Así que escribió entre sus páginas
El fin de este tormento.

“Mañana será ese día, Priadan” contó Anton. “Claisant le pidió a un ser muy grande y distinto de todo lo que algún día llegue alguien a conocer que nos ayudase a evitar el fin de todo. Pocos conocen en persona a este ser.”
“Pero, ¿cómo es posible todo esto? ¿Un ser capaz de lograr algo que los Elementos no pueden? ¿Quién es Destino?” preguntó Priadan. Anton no respondió, sólo le señaló que todavía le quedaban dos preguntas antes que el libro dejara de responderle. Tenía que ser cuidadoso.
Priadan ya sabía del pasado. Quizás era hora de aprender algo sobre el futuro. “Cuidado con lo que preguntas, Priadan. El Libro sabe muchas cosas que una persona no debería saber” le dijo Anton.

No quería saber del futuro lejano, sólo quería saber si lo lograrían. Pensó que esa pregunta podría hacerla, pero fue detenido por Anton. “Los resultados no deben saberse antes que se realice la prueba. Quizás quieras saber más sobre tus compañeros o sobre lo que debes hacer ahora” dijo.
Priadan se acercó al Libro de Gwydion para hacer su pregunta. Antes de hablar, miró a Anton con tranquilidad. El mago le sonrió. “¿Qué debo hacer ahora?” preguntó.

Escuchar, pensar y contar
Que no se pierda en la memoria
Los pasos que acompañaste
Durante esta gran historia.
Llegará el momento de cantar
Frente a la gran Diosa Creadora
Prepara tus versos y tus sentimientos
Para los oídos de esta única señora.

Sólo quedaba una pregunta. Priadan debía pensar bien cuál pregunta hacer. Si se equivocaba, quedaría con dudas que nadie le resolvería. “¿Cuánto tiempo hasta que anochezca?” preguntó Priadan a Anton.
“Ya ha anochecido, Priadan. Has estado todo el día con el Libro de Gwydion. El libro se ha encargado de alimentarte con sus respuestas, por eso no has sentido hambre ni el avanzar del tiempo” contestó Anton. “Tu última pregunta ya la sabes, la has sabido desde el comienzo, me la hiciste al comenzar el viaje.”

Priadan recordó y se acercó al libro. Recordó a sus primeros compañeros, aquellos que llamó hermanos. Recordó al Rey que juró honrar en su memoria. Recordó el tiempo que ellos esperaron y cómo lograron vencer la adversidad. “¿Qué hicieron los terranos en esto?” preguntó.

Cuando el alma fue encerrada
El cuerpo fue sepultado
Pero parte de este demonio
Huyó por separado.
Quedó esperando el día de su salida
Cuando tuviese la fuerza de surgir
Pero nobles guerreros se le opusieron
Y le lograron destruir.

“Lo que se enfrentaron los terranos fue el brazo de Gmemog que escapó cuando estaba siendo enterrado. La energía del demonio quedó dentro de la Princesa Nienna, pero el cuerpo fue puesto bajo tierra cerca de Rosedia. La directora lo ha protegido todos estos años” contó Anton.
“Entonces, ¿mis hermanos terranos se enfrentaron a algo tan poderoso como esto? Todos dieron su vida, incluso el Rey Coreodamor entregó su vida para poder detenerlo. ¿Cómo será posible vencer si la criatura es tan poderosa como el mismo Nacimiento?” Priadan parecía desesperado.
“Tranquilo, Priadan. Así como con tus hermanos terranos, nosotros también contamos con una oportunidad para derrotar esta criatura. Mañana verás que no estamos solos en esto” respondió Anton.

Ambos salieron de la habitación del libro. “Creo que es momento de saber sobre tus compañeros de sus propias palabras. Ellos están en sus habitaciones esperando tu visita. Cada uno te contará su motivo para estar en esto, Priadan. Recuérdales como recuerdas a tus hermanos.”

Priadan seguió por el pasillo para visitarles...

Poema de los Héroes III

Parte III - De Rosedia y los Drakonianos

Los guerreros se reunieron durante el viaje. Todos esperaban cumplir con sus destinos al llegar al final del viaje. Pero eso no sería fácil de lograr.
Saliendo de Melissa debían cruzar las tierras de Dominael. Esperaban lograrlo tranquilamente, pero el drakón fue atrapado y poseído por un poder encerrado dentro de la Princesa Nienna. Así comenzó la batalla.
Todo parecía perdido. La princesa había muerto y el demonio, nombrado por Miles como Gmemog, estaba ahora en el cuerpo de Dominael. Los drakonianos peleaban contra el drakón con la esperanza de proteger a los otros guerreros.
Durante la batalla, el General Ko'Krarian cayó después de ser golpeado. Antes de morir, entregó el derecho de su espada a su hijo, que se encontraba entre los drakonianos guerreros. El joven guerrero alzó la espada y atacó a Dominael, hiriéndole en el ojo.

Desde los árboles apareció la Princesa Amiaruen, que se ofreció para ser el nuevo cuerpo para el demonio. El dolor por la herida de la espada del drakoniano era demasiado, incluso para Gmemog, que aceptó. Amiaruen cayó inconsciente en los brazos de Priadan.

Dominael estaba inconsciente y los héroes se reunieron. Debían continuar el viaje, todavía estaban a un día de Rosedia. Pero el viaje no sería fácil.

Priadan dejó a la princesa en la carreta junto a Anton. "Ella tiene al demonio en su interior" dijo el mago. "Esperemos que sea bastante fuerte para contenerlo hasta el día definitivo."
Los drakonianos estaban agrupándose y ayudando a sus heridos. Algunos reunieron los cuerpos de los caídos y les prendieron fuego. "Del fuego nacimos y al fuego volvemos" dijo Ko'Rever, mirando el cuerpo de su padre en llamas.

Pocas horas después, Ko'Rever se dirigió al grupo. "He venido entre los guerreros elegidos por mi padre en silencio, como tradición entre nuestra gente. Ahora que él ha caído, yo lideraré este ejército. Cumpliré con la palabra que él ha dado y viajaremos con ustedes hasta que no nos necesiten."
Anton agradeció a Ko'Rever. Debían partir pronto, antes que Dominael despertase y demandase una explicación por su ojo. Pero algo aún quedaba por pasar.

De entre los árboles apareció
Asustado y adolorido
Pidiendo ayuda a los viajeros
Para sus maestros en peligro.
Joven mago mensajero
Recibió antes la oportunidad
Para avisar a quien encontrase
Que los pudiese salvar.

"Rosedia está bajo ataque" dijo el joven mago que apareció repentinamente. "No sé cuanto más pueda resistir la escuela. Es un ejército de gigantes con piel tan dura como la roca."
"Joven," respondió Anton, "tranquilo. Ya estás a salvo y no debes tener miedo." Después se dirigió a Ko'Rever. "Rosedia debe ser protegida para que cumplamos nuestro objetivo."
"Nosotros iremos a ayudarles, llegaremos en cuatro horas volando" respondió Ko'Rever. "Todo drakoniano en condiciones de pelear que me siga" dijo en dirección a sus soldados y se elevó.

Lance dio un paso adelante y pidió que le llevaran. "Rosedia necesita ayuda y yo no puedo quedarme aquí. Dejadme ir con ustedes."
Ko'Rever escuchó la petición de Lance y ordenó a uno de sus soldados tomarlo y llevarlo consigo. Además, Anton le dijo que llevara a Priadan también. "El viaje será tranquilo desde ahora, será mejor que el testigo vaya con ustedes."

Priadan y Lance
Dos jóvenes viajeros
Gracias a los drakonianos
Emprendieron el vuelo.
Surcaron veloz el cielo
Con una meta en su mente
Pero jamás esperaron
Lo que tenían en frente.

Priadan pudo ver por primera vez la Gran Escuela de Magia, Rosedia. Pero no fue como él esperaba, con la majestuosidad y elegancia con la que siempre se hablaba de ella, sino abatida y golpeada por ataques que aún continuaban.

Rosedia esta ubicada a los pies de un gran volcán, que alguna vez fue la cuna de Dominael. Posee cuatro grandes torres que le dan la apariencia de un castillo, pero no posee puertas para entrar. La única forma de entrar es ser invitado para que la escuela te permita entrar.
Fue fundada hace mil años con la intensión de enseñar a los jóvenes magos y hechiceros a utilizar correctamente sus poderes. La misma fundadora sigue siendo su directora aún en estos días, pocos saben como.

Ahora estaba siendo atacada por grandes seres armados con gigantes esferas de acero, que las lanzaban como si fueran ellos mismos las catapultas. Necesitaban ayuda. Para su suerte, los drakonianos habían llegado.

Cuatro torres guardianas
La escuela en el centro
La única protección que tenían
Era permanecer dentro.
Pero no eran cuatro
Sólo quedaban tres
De estas marcas protectoras
Que estaban en pie.

"Si cayesen las cuatro torres, la escuela no tendría defensas contra los atacantes. Debemos detenerlos" dijo Ko'Rever. "Dejen a Priadan y Lance en la escuela y comenzaremos el ataque."

En lo más alto del centro de la escuela estaban los profesores de Rosedia. "Parece que la ayuda a llegado" dijo una de ellas, señalando a los drakonianos que se acercaban. "Nos han venido a salvar."
Los drakonianos volaron sobre los atacantes, ignorándolos, y llegaron a la escuela donde dejaron a Priadan y Lance. Una eria se les acercó y, después de saludar a lane, les habló. "Soy la directora de Rosedia. Les agradezco su asistencia en estos tiempos de problemas."
"Señora directora, hemos venido en cuanto supimos del asedio a la escuela. Anton y los otros llegarán después, estos viajeros querían llegar primero" respondió Ko'Rever, señalando a Lance y Priadan. "El joven es aquel nombrado testigo."
Los drakonianos se prepararon para el combate. Ko'Rever se elevó hasta que bloqueó el sol que se podía ver desde Rosedia. Sólo vimos su silueta tomar algo de su cintura y escuchamos el sonido de un cuerno.

"Ese es el sonido es del cuerno que sólo puede soplar el líder de los drakonianos" contó la directora, dirigiéndose a Priadan. "Esto quiere decir que ellos entrarán en guerra. Estaremos a salvo pronto."

Poderosos seres alados
Cuyas siluetas cubrieron el cielo
No importa quien sea el enemigo
Sus corazones tendrán miedo.
Con el sonido del trueno
La batalla comenzaba
Espadas en alto y garras afiladas
La guerra estaba declarada.

"¿Podrán vencer a estos gigantes?" preguntó Priadan. "Hace algunas horas combatieron contra Dominael y sufrieron muchas bajas. Deben estar cansados."
"Los drakonianos son conocidos como guerreros que no reconocen el cansancio. Ellos seguirán peleando hasta que quede ninguno en pie" respondió la directora Saria. "Pero ahora que la guerra está declarada, ellos no estarán solos."

¿Qué significaba eso? Priadan observaba el campo de batalla y veía a los drakonianos combatir contra los gigantes con todas sus fuerzas. Los bandos parecían nivelados.
Ko'rever seguía en lo alto, mirando la batalla con Flamgo en su mano. "¿Por qué no pelea también? Debería ayudar a sus compañeros" dijo Priadan.
"Él es ahora el máximo líder de los drakonianos. Por mucho que desee pelear no puede hacerlo mientras su espada dicte lo contrario. La espada es sabia, él lo sabe, y debe esperar el momento indicado" volvió a responder Saria.

Piel dura como la roca
Pensando sólo en destruir
¿Quién les haría frente?
¿Quién pensaba en huir?
Nacidos en lugares distantes
Que para todos eran prohibidos
En su viaje a muchos ejércitos
Con su fuerza habrían vencido.

Los drakonianos habían logrado vencer a uno de los gigantes y este cayó al suelo rompiéndose en pedazos. No se detuvieron a celebrar el pequeño triunfo, sino que continuaron combatiendo contra otro de los gigantes. En ese momento, la directora Saria se acercó a Lance.
"¿Lo sentiste, Lance? La fuente del poder de estos gigantes está oculta entre sus rangos. Cuando uno de ellos cayó pude sentirlo" dijo Saria.
"Sí, directora. Es una fuerza distinta a otras que haya conocido. ¿Cómo podremos detenerlo?" preguntó Lance.
"Debes ir a él. Enfrentarlo directamente" respondió la directora. "Yo no puedo abandonar el colegio, así que debes ser tú."

La directora hizo una señal a Ko'Rever para que bajara y le explicó el plan. "Si logran derrotar a la fuente, la magia que mantiene a los gigantes peleando se acabará" dijo. "Lleva a Lance contigo, él podrá encontrarle."

Lance voló junto a Ko'Rever por el campo de batalla. "Puedo sentir su extraña energía" dijo Lance. "Sigamos en esta dirección."
Lance le encontró oculto entre los gigantes. "¡Él es!" exclamó. Ko'Rever lo bajó y le hicieron frente. "¿Quién eres y qué buscas en Rosedia?" preguntó Lance.
La fuente del poder de los gigantes era una criatura parecida a un gromo, pero su cuerpo estaba cubierto de algas. "Poder, mucho poder habrá pronto en Rosedia y yo estaré esperándolo" respondió. Después alzó sus manos y ordenó a los gigantes defenderle.

Lance pudo sentir
Una extraña sensación
Cuando la magia del chamán
Estuvo a su alrededor.
Combatir fuego con fuego
Y espada con espada
Sino detenían a su oponente
Rosedia sería derrotada.

Lance combatía contra la criatura, que se presentó como un chamán. Ko'Rever defendía al mago contra tres gigantes que se acercaron a proteger a su fuente. "Debes derrotarle pronto, joven hechicero" dijo Ko'Rever. "Yo solo no podré mucho tiempo contra estos tres."

Uno de los ataques de Lance logró dar en el pecho del chamán, pero no lo acabó. En cambio, dejó al descubierto lo que parecía ser una esfera negativa, de esas que los terranos purificaban. "Yo no tengo el poder para destruir una de esas esferas" dijo Lance. "Necesitamos un arma terrana."
Poco a poco, la magia del chamán se mostró más fuerte que Lance. Ahora era el joven mago quien se defendía de los ataques del chamán. Pensó que estaba todo perdido, hasta que vio la espada de Ko'Rever atravesar al chamán, prendiéndose en llamas al mismo tiempo.

"Si pierdes la esperanza peleando contra estas criaturas ellos se hacen más fuertes" dijo Ko'Rever. "Flamgo fue forjada por los terranos con un mineral llamado lufu. Tiene el poder de vencer estas criaturas."

Los gigantes cayeron en pedazos. La magia que los mantenía en pie ya no los protegía y su piel ya no era dura. Las espadas drakonianas los herían con cada ataque, hasta que ya no quedaban más. La guerra estaba ganada.

Llegó la noche y la luna
Y con ello los viajeros
Era el momento esperado
De ver a los compañeros.
Una tranquila oscuridad
Les dejó conseguir el sueño
Excepto al mago y al hechicero
Que sentían acercarse al trueno.

Anton y Lance estaban en lo más alto de Rosedia, observando el cielo nocturno. "No quería que te vieras involucrado en esto, Lance" dijo el mago. "Quería que tuvieras una vida tranquila entre estas paredes."
"Maestro," respondió Lance, "el destino rara vez es lo que esperamos. Yo aprendí eso de usted. Es un honor estar en esto junto a usted."
"Por el contrario, Lance, el honor es mío" dijo Anton, poniendo su mano sobre el hombro de Lance. "Ya es hora que duermas. Mañana será un día muy difícil y debes descansar."

Al día siguiente, todo el grupo se reunió en un gran salón usado de comedor. Todos, excepto Amiaruen. "La princesa sigue descansando y no debe ser molestada" dijo la directora Saria.

Después del desayuno, Priadan fue invitado a reunirse junto a Anton, Miles y la directora Saria en un salón distinto. "Este último día debes aprender la verdad de esto" dijo Anton. "Aquí aprenderás la conexión de tus aventuras con los terranos y lo que va a ocurrir ahora."
"Priadan," dijo Miles, "es hora que te respondan todas las preguntas sobre mí y mi reino. Aprenderás sobre Gwydion y sobre Gmemog. Aprenderás, además, sobre lo que nos espera el día de mañana."

Tres personas misteriosas
Para revelar un secreto
Los misterios de ese viaje
Los aprendería por completo.
Esperó tranquilo el relato
Sobre aquél reino antiguo
Sobre el poderoso demonio
Sobre la noche del destino.

"Tú debes conocer el Libro de Édez, Priadan" dijo la directora Saria. "Aquel libro que tiene en su interior la historia de los terranos y sus héroes." Priadan asintió. "Es hora que conozcas su libro gemelo, el libro de Gwydion."

Sobre la mesa en el centro de la sala apareció un libro parecido al Libro de Édez, pero su portada se leía distinta. "Libro de Gwydion" leyó Priadan. El libro se abrió por sí solo.
"El Libro de Gwydion sólo se muestra a quienes quiere enseñarle sus secretos" contó Anton. "Cuando supe de tus aventuras con los terranos y la gran batalla que presenciaste, supe que el libro te elegiría a ti como su testigo. Después de mañana el libro no existirá más y debe dejar en alguien sus secretos. Ése alguien serás tú."

Priadan comenzó a hojear el libro, pero sus paginas estaban en blanco. "No puedo ver que está escrito. ¿Cómo podré saber la verdad de la que me hablan?" preguntó.

"El Libro de Gwydion es más sabio de lo que crees. Debes estar seguro sobre que quieres saber y luego preguntárselo. El libro te enseñará lo que deseas saber" respondió Miles. Después, los tres se retiraron, dejando a Priadan solo con el Libro de Gwydion.

Yo tengo las preguntas
Tú tienes las respuestas
Sólo si mis dudas
A la verdad están dispuestas.
Pensó que preguntar
Pero parecía tener miedo
Recordó a la joven princesa
Y ella le aclaró el sueño.

Priadan recordó a Amiaruen y su fe en su destino. También recordó a la caída Princesa Nienna, cuya vida estaba unida a un demonio tan poderoso que todavía no había sido derrotado. Recordó a todos y sus destinos, hasta que supo que preguntar.

Hizo la pregunta y leyó la respuesta del libro...

Poema de los Héroes II

Parte II – Del Ataque del Drakón

Ya se habían reunido nuestros héroes, aquellos cuyo destino sería revelado muy pronto. Estaban Miles, el misterioso hombre al que llaman príncipe; Anton, un mago que genera más preguntas que respuestas; Kúfur-ed-Erú, la gárgola guardiana de Miles; la Princesa Nienna de los Erios del Verde, que tenía la clave del viaje; Sir Viktor, un caballero que dice no tener destino más que el de su lanza; Lance, un inesperado hechicero invitado a unirse al grupo; y Priadan, invitado para ser el testigo de tan grande aventura.

Estaban reunidos a la salida del castillo de la Reina Nadivissa nuestros héroes, despidiéndose y agradeciéndole por su hospitalidad. “Llegando el momento de su destino descubrirán fuerzas en su interior que no creen que tienen” dijo la reina. “Vayan con fortuna en su viaje.”
Priadan miraba hacia todos lados, con la esperanza de ver a la princesa Amiaruen para despedirse de ella. “Ella no vendrá, joven trovador” dijo la reina. “Debe cumplir con muchas tareas de una princesa y no ha podido venir a despedirse.”

Saliendo de la ciudad, se les unió un gran grupo de drakonianos guerreros. “Ellos son mis más finos guerreros” dijo el General Ko’Krarian. “Nos acompañarán y nos serán muy útiles en lo que viene.”
“Estamos agradecidos, General” respondió Anton. “Nos servirá toda la ayuda posible durante este viaje. Ahora debemos cruzar las tierras de Dominael y dirigirnos a Rosedia. Ese es nuestro nuevo destino.”

Mientras avanzaban, Priadan pareció ver a la Princesa Amiaruen entre los árboles, pero pensó que sólo era su deseo de despedirse de ella. Hubiese querido hacerlo, pero ella tenía otras preocupaciones. Al menos eso le dijo la reina.

Una larga cabellera dorada
Ojos claros como el día
De tez blanca y delicada
Y una hermosa sonrisa.
Recuerda las diferencias
Entre un trovador y una princesa
No tiene derecho a intervenir
Un viajero en la nobleza.

Rosedia estaba a cinco días de viaje. Según Anton, en ese lugar Priadan descubriría la respuesta a muchas de sus preguntas. “Cerca de Rosedia es donde conoceremos nuestros destinos, Priadan” le dijo.

El nuevo destino no era un misterio para Priadan, ya que su maestro Xanther le contó una vez sobre la creación de Rosedia, también conocida como la Gran Escuela de Magia. Fue fundada por una hechicera eria hace más de mil años, llamada Saria. Ella todavía era la directora de la escuela.
El camino no presentaría grandes dificultades si tenían suerte, ya que Dominael es bien estricto sobre quienes pueden recorrer sus dominios. Si los encontraba y decidía que su camino era bueno, los dejaría avanzar. En cambio, si decidía que su camino no era bueno, los atacaría.

Valles adornados de verde
Por el centro un gran río
Un aire cálido se sentía
Que evitaba tuvieras frío.
Siempre en el centro
Descansaba el drakón
Esperando el momento
De tomar una decisión.

Lo que no sabía Priadan era que el drakón estaba en periodo de caza. Una vez al mes, Dominael dejaba el centro de sus terrenos para alimentarse. Ellos estaban viajando durante el momento más peligroso para hacerlo.

El cuarto día de viaje, escucharon el rugido del drakón a lo lejos. “Había sido un viaje tranquilo hasta ahora. Esperemos que nos deje avanzar en paz” dijo Miles.
El más preocupado por la cercanía del drakón era Anton, que le pidió a la princesa se ocultase bajo unas mantas. “Por favor, no salga de entre estos mantos” le dijo. “Sería muy peligroso si vuelve a ocurrir lo mismo de antes.”

Un segundo rugido se sintió más cerca. Todo el grupo parecía preocupado. “No importa cuántos seamos, siempre será insuficiente contra un drakón si no está escrito en tu destino” dijo Sir Viktor.
El tercer rugido que escucharon indicaba que el drakón iba en su dirección. Priadan miró el cielo en busca de su silueta. El cuarto rugido se escuchó cuando el drakón les bloqueaba el sol, poco antes de bajar frente a los guerreros.

Creación directa de Fuego
Nació como un protector
Con el don de la decisión
Fue bautizado el drakón.
Sus escamas rojas como la lava
Y unas alas gigantes
Eran la raíz del temor
De quién él estuviera delante.

Dominael miró a los viajeros. Parecía prestarle más atención a Lance y al General Ko’Krarian que al resto de los viajeros. “¿Qué es lo que buscan cruzando mis dominios?” preguntó. Fue Anton quien dio un paso adelante para responder.
“Gran Dominael, nuestro destino es Rosedia. Vamos a la Gran Escuela de Magia con la esperanza de encontrar y hacer realidad nuestros destinos” dijo al drakón, que bajó la mirada para verlo. “Le pido nos deje continuar con nuestro viaje a salvo.”

Dominael no respondió. Parecía pensar sobre cada uno de los viajeros que veía. “Puedo sentir dos aromas suaves y delicados que viajan con ustedes, pero no puedo verlos” dijo.

Si la meta era justa
Llegaríamos a destino
Si la meta se desviaba
El castigo sería decidido.
Quizás en algún lugar
Nos podrían encontrar
Un delicado motivo
Para el viaje evitar.

Dominael parecía haber tomado una decisión y levantó la mirada. Pero no pudo hablar correctamente. Algo lo estaba ahogando.
Desde sus mantas salió la princesa, con sus ojos con un brillo rojo y su mano extendida al drakón. “El demonio lo ha sentido” dijo Anton. La princesa comenzó a elevarse, hasta llegar a ver a Dominael frente a frente.
“Esto no puede ser, no todavía” dijo Miles. “General, que uno de sus guerreros alcance y baje a la princesa antes que sea tarde.” Pero ya era muy tarde, antes que uno de los drakonianos le alcanzase, el drakón había acabado con la vida de la princesa de una mordida.

Ojos negros y profundos
Que en todos causaban miedo
Un aliento hecho de llamas
Que a todo prendía fuego.
Ya no era el justo drakón
Quien delante de ellos estaba
Sino algo más poderoso
Que liberado se les enfrentaba.

Con una orden del general, sus soldados se dispusieron a atacar al drakón. Cuando estuvieron cerca de él, con un batir de sus alas los lanzó contra los árboles. Luego bajó su mirada.
Todos estaban atentos a la primera acción de Dominael, pero él estaba quieto mirándolos. Los héroes también estaban inmóviles, temían que el drakón decidiese atacarlos. “Nos volvemos a encontrar, príncipe Miles” dijo Dominael en una voz que no parecía suya.
Miles dio un paso adelante y apuntó su flecha  al drakón. “Esta vez no será igual, Gmemog” respondió Miles. “Acabaré contigo como debí hacerlo hace trescientos años.”
“Pero no puedes acabar conmigo en este cuerpo, príncipe. Tu destino y el de este drakón no están cruzados” dijo el drakón. “¡Ahora soy invencible!” Dominael rió. Miles lanzó su flecha, pero no atravesó la piel de la criatura.

Con una orden del General Ko’Krarian, los drakonianos atacaron a Dominael. Unos pocos tomaron a los héroes y les ayudaron a alejarse. “No es el momento de pelear ahora, Priadan. Debemos retirarnos” dijo Sir Viktor.
Dominael atacaba con sus garras y colmillos a los valerosos drakonianos, que sufrían pérdidas con cada ataque. El mismo General dirigía el ataque, dándoles órdenes a sus soldados. “Con esta espada que ha sido heredada desde que nos convertimos en nación por mis ancestros te atravesaré el corazón, demonio” dijo Ko’Krarian, con su espada en alto. “Lo haré o caeré intentándolo.”

Contra grandes garras
Y filosos colmillos
Los ataques del guerrero
Chocaban los filos.
Pero el destino de nuestro héroe
Ya había sido decidido
Con un gran choque en el aire
El General había caído.

El cuerpo del General cayó al suelo, y su espada cayó junto a él. Dos drakonianos bajaron a socorrer al General mientras los otros continuaban con el ataque. Lo llevaron donde estaban los otros guerreros.
“Hijo,” dijo el General, dirigiéndose a uno de los drakonianos que lo había rescatado, “mi destino ha llegado. Ahora Flamgo es tuya. Tómala y lidera nuestro ejército.”
El drakoniano emprendió vuelo nuevamente, en dirección a la espada de Ko’Krarian. El drakón intentó detenerlo, pero el guerrero lo esquivó volando rápidamente. Cuando llegó a la espada, la sacó de la tierra y la levantó. “Con la sangre de mi padre en la espada, acabaré con esta batalla ahora.”


Desde los árboles, una figura que se mantenía oculta observaba la batalla. Observó a los viajeros exponerse al juicio de Dominael y por un momento pensó que la miraba a ella. Estaba aterrorizada y no podía moverse. De pronto, escuchó que le hablaban a su espalda.

A su espalda le hablaban
Pero no sintió temor
Pues conocía quien era la dueña
De aquella cálida voz.
Una historia sobre destinos
Y un poderoso hechizo
Que en una tragedia
En mala fortuna se deshizo.

“Gmemog busca un cuerpo más poderoso para apoderarse de él” escuchó. “Por toda mi vida estuvo dentro mío esperando el momento de escapar. Nunca se me permitió viajar sola ni conocer a grandes guerreros. Anton lanzó un hechizo gracias al cual el demonio no se percataba de la presencia de los otros viajeros, pero es imposible ocultar la presencia de un drakón.”
“¿Qué podemos hacer ahora, princesa Nienna?” preguntó la figura. Dentro de ella parecía tener la respuesta a su propia pregunta, pero la duda no le permitía verla claramente. “¿Cómo puedo ayudarles?”
“Hay una gran fuerza dentro tuyo, lo hay dentro de todos. Yo ya no pertenezco a este mundo y las diosas me llaman” dijo la princesa Nienna y desparareció. La figura oculta pensó en lo que le dijo la princesa.

Priadan, desde su escondite entre los árboles, escuchó que lo llamaban. Siguió la voz que lo llevó hasta el lugar donde estaba la otra figura. “Gracias por venir” dijo la figura.
“¡Princesa Amiaruen!” exclamó Priadan. “¿Qué hace en este lugar? Es muy peligroso, no debió haber venido.”
“Hace algunos años se me dijo que un viajero me enseñaría el camino a mi destino. Cuando te vi llegar a Melissa supe que eras tú y quise viajar con ustedes, pero mi madre no me lo permitió, así que escapé. Ahora sé cuál es mi destino y quería agradecértelo” contó la princesa. Después se acercó a Priadan y le besó la mejilla. “Quédate en este lugar hasta que todo termine.”

Oculta en su corazón
La respuesta que buscaba
Pero la duda que tenía
Siempre se la ocultaba.
Ver al viajero ayudó
A liberar la presión
Habría descubierto así
La esperada solución.

Cuando Amiaruen se mostró frente al drakón, éste le prestó atención, dándole la oportunidad que el drakoniano esperaba. La espada de Ko’Krarian, Flamgo, atravesó el ojo de Dominael, quemándolo por completo. “¡Yo, Ko’Rever, cobro tu ojo por mi padre!” exclamó.

Amiaruen se le acercó, decidida a hacer todo lo posible para detener al demonio dentro del drakón. Cuando estuvo frente a Dominael, se elevó hasta estar frente a su rostro. “¿Estás sufriendo? Esa herida arderá por siempre, Gmemog. Tú decides si puedes vivir con esa herida de fuego o buscarás un cuerpo nuevo el cual poseer.”
“Inocente princesa,” dijo Gmemog, “esta herida sólo fue hecha por una mano mortal. ¿Qué dolor puede causar en un ser que vivirá por siempre? No hay nada que pueda detenerme.” Después de esto, el demonio rugió. El dolor del ojo crecía y crecía.
“La espada del General Ko’Krarian, que ahora ha heredado Ko’Rever, es Flamgo. Fue creada por los Terranos de Magma con un material entregado por Gaia misma, por eso te dolerá cada vez más. Es una espada hecha de lufu, y eso es algo que incluso a ti puede dañarte” contó la princesa.

Gmemog entendió a que se refería la princesa. Mientras siguiera dentro del drakón, la herida ardería hasta que no pudiese hacer nada más que sufrir por toda la eternidad. Necesitaba encontrar un nuevo cuerpo para poseer, uno al cual ya estuviera acostumbrado para recuperarse del dolor que estaba sintiendo.
“Te ofrezco mi cuerpo, Gmemog” dijo la princesa. “Deja a Dominael en paz y podrás tomar mi cuerpo como tu nuevo avatar. Ya conoces los cuerpos erios, no será difícil para ti entrar en uno.”

Priadan observó todo lo que pasaba. Comprendía el sacrificio que estaba haciendo la princesa, pero no estaba de acuerdo con él. Salió desde su escondite para evitar que la princesa entregara su cuerpo al demonio. Pero era tarde.

Entregó su cuerpo la princesa
En un noble sacrificio
Esperando llevar al demonio
Frente al día de su juicio.
Quedó en silencio y delicada
No podía contener el dolor
Desde el aire cayó inconsciente
En los brazos del trovador.

Priadan tenía a la Princesa Amiaruen en sus brazos. Ella tenía al demonio Gmemog en su interior. Estaba viva, pero no respondía a los llamados del trovador.
Dominael cayó inconsciente a tierra, la batalla había terminado. Los héroes salieron desde sus escondites para socorrer a la princesa, sabían que había sido muy grande su sacrificio. “Debemos llevarla de inmediato a Rosedia. El demonio no debe alcanzar a recuperarse antes que llegue el día, o podría intentar escapar de nuevo” dijo Anton.

Decidieron continuar con su viaje de inmediato...

Poema de los Héroes I

Parte I - De Las Aventuras

Priadan estuvo mucho tiempo en el reino de Alhara. La capital era muy visitada por gente de todos los reinos y de todas las razas. Así, cantó sobre los terranos y sobre las gárgolas. Cantó sobre los héroes que defendieron la vida contra una criatura que existía para terminarla.
Llegó la oportunidad que Priadan fue invitado al palacio del rey de Alhara, Vincent Lozra. El motivo de la invitación era celebrar la visita de un importante mago llamado Anton Duoluz que estaba visitando el reino. Priadan debía contar sus historias durante la celebración.

Cuando llegó el momento, Priadan contó sobre el Gadeth. Sobre los héroes y guerreros que dieron su vida. Sobre el valeroso sacrificio para defender la vida.
Después de la historia, Priadan fue invitado a conversar con Anton. “¿Has escuchado sobre Gwydion?” preguntó Anton. Priadan respondió negativamente. “Quizás debas aprender sobre aquel reino antiguo. Te ayudará a entender más sobre lo que contaste esta noche. Yo sigo mi viaje mañana, debo llegar a un lugar antes de una fecha determinada. Si quieres acompañarme, puedo enseñarte todo lo que sé sobre un lugar que ahora sólo se conoce como leyenda.”
Priadan siempre fue curioso. Quería aprender sobre este lugar. ¿Cuál era la conexión con los terranos? Al día siguiente, partieron en un viaje cuyo destino sólo era conocido para el mago.

Comienza así el viaje
Que relata nuestra historia
De valentía mostrada por héroes
Obrando sin desear la gloria.
Sus esperanzas eternas
Despiertas para lograr
Con esfuerzo del corazón
Un triunfo en la adversidad.

“¿Te parece solitario el viaje?” preguntó el mago, que no había pronunciado palabra durante lo que llevaba el viaje. “Pronto se nos unirá otro viajero. Seremos varios los que llegarán hasta el destino al cual nos dirigimos, todos ellos te contarán su historia.”

Apenas y entraron en el bosque, una flecha cayó frente a ellos, enterrándose en el suelo. “Sabes que la próxima no fallará en su destino. Detente ahora.”
“También sé que esta primera no falló en su destino, Miles” respondió Anton. “Vengo acompañado de quien será nuestro testigo, muestra cortesía como el noble que eres y ven con nosotros. El día ya se acerca.”
Desde los árboles, salió un joven vestido como cazador que se subió en la carreta. Priadan le observó completo. Una espada en su cinto y un arco con flechas en su espalda, ciertamente debía ser un cazador. “Ya no soy un noble. Debes dejar de llamarme así” hablo el nuevo viajero. “Mi reino ya no existe y mi gente desapareció.”

Joven príncipe de tiempos lejanos
Convertido en rey por un villano
Sin gente ni tierras o riquezas
En una coronación al parecer en vano.
Sólo quedan brasas de nobleza
Sin un techo que le proteja
Parece un viajero sin esperanza
De un destino que se aleja.

Llevaban varios días de viaje. Ya no estaban en el reino de Alhara. Los tres viajeros silenciosos sólo eran interrumpidos por las preguntas que ocasionalmente realizaba Priadan al príncipe.
¿Quién era Miles? ¿Qué conexión tenía con Anton? ¿Qué relación tenía con el antiguo reino de Gwydion? Todo esto y más le interesaba saber a Priadan, pero las respuestas que recibía eran esquivas e incompletas. “Paciencia, joven trovador. Llegará el momento en que podrás entender todo lo que va a pasar” le dijo Anton.

Mientras cruzaban el bosque, escucharon unos gritos. Miles saltó de la carreta y corrió entre los árboles. Priadan le siguió. Cuando llegaron a unos grandes arbustos, Miles se detuvo y le señaló a Priadan que no hiciera ruido. “Es una eria. Ve por ese lado y desátala mientras yo me encargo de sus captores” murmuró Miles mientras veía a través de los arbustos.

Sigiloso logre avanzar
Sin que mi presencia se delatara
Corté con mi cuchillo las cuerdas
Y le ayudé a que escapara.
Avanzamos sin mirar atrás
Hasta que se escuchó el disparo
Ninguno quedó en pie
Con todos había acabado.

La joven eria habló con Anton, que luego la presentó como la Princesa Nienna, de los Erios del Verde. “Los atacantes sorprendieron a su guardián, ahora ella viajará con nosotros” dijo. “Nos debíamos encontrar en Fasketel, pero el destino ha querido que nuestra reunión se adelantase. Ahora nos dirigimos en dirección a esa ciudad, quedan 3 días de viaje.”

Durante el viaje a Fasketel ocurrió un evento que hizo que Priadan tuviera grandes preguntas sobre el destino al cual se dirigían. Los caballos que llevaban la carreta parecían intranquilos, sentían algo de lo que sólo Miles se percato. “Algo se acerca” dijo. “Prepárense para defender a la princesa.”
Criaturas parecidas a los gromos, pero más pequeños y de pelaje negro salieron de entre los árboles. Cuando notaron la carreta, comenzaron a atacarlos. Miles era excelente con el arco, pero Priadan seguía preguntándose cómo era que cada vez que una flecha salía, cinco o seis de estas criaturas caían.
“Se me acabaron las flechas” dijo Miles y saltó de la carreta. Ahora utilizaba su espada de forma majestuosa. Cada criatura que se le acercaba terminaba atravesada por la espada de Miles. Hasta que se escuchó un rugido y las criaturas huyeron.

“Algo viene, y es peor que estas criaturas” dijo Anton. “Vuelve a la carreta. Debemos irnos de aquí cuanto antes.” Pero Miles no alcanzó a llegar cuando una gigante criatura de roca se nos acercó.
El príncipe intentó atacarle, pero no dañaba el cuerpo de roca de la criatura, que con un golpe de su brazo lanzó al guerrero contra los árboles. Los caballos de la carreta estaban paralizados, no querían obedecer a Anton. Nienna, que estuvo todo el tiempo oculta bajo una manta, fue botada de la carreta cuando el gigante la golpeó. Nienna miró al gigante frente a frente, estaba paralizada. El gigante la tomó con su mano y la levantó, apretándola.

Protegido gracias al príncipe
Logré atestiguar
Como el aire, agua y tierra
Se podían quemar.
Sola en el medio del camino
Con su cuerpo tendido
Estaba la princesa
Luego de lo acontecido.

“¿Cómo puede un ser tan delicado provocar tal destrucción?” preguntó Priadan a Miles, pero él no respondió. “Ella acabó con la vida de todo este sector del bosque. Nada podrá crecer en estas tierras por mucho tiempo.”
Anton apareció repentinamente, como si de alguna forma hubiese escapado lejos del fuego en unos segundos. “Es hora de continuar nuestro viaje, Priadan” dijo. “Tendrás tus respuestas a su debido tiempo.”

Cuando Miles fue a tomar a la princesa, esta despertó. Sus ojos brillaban, y sus lágrimas llegaron al suelo. Desde las lágrimas de Nienna se levantó la figura de un ciervo, que comenzó a correr por todo el bosque quemado. Con cada paso que daba, volvía a aparecer el pasto y las flores. Mientras corría, el viento dejó de tener un aroma a fuego. Grandes árboles crecieron en cuestión de segundos. Después el ciervo desapareció.
“Ella es la clave para todo lo que estamos haciendo, Priadan” dijo Miles. “Pronto entenderás todo.” El príncipe tomó a la princesa que nuevamente había caído inconsciente y la subió a la carreta.

“¿Qué buscamos en Fasketel?” preguntó Priadan cuando ya estaban llegando a la ciudad. Miles le señaló que irían a buscar a un amigo en el cementerio de esa ciudad. “¿En el cementerio?” preguntó nuevamente. Miles le dijo que le acompañara.
“En el cementerio de la ciudad de Fasketel están las tumbas que recuerdan a mis padres, pero no hay cuerpos. Nada quedó del ataque a mi reino” dijo Miles. “Un muy buen amigo ha estado cuidando de estas tumbas todo este tiempo, a la espera de este día. Ahora él también viajará con nosotros.”

Priadan caminó junto a Miles por el cementerio mientras Anton esperaba junto a la princesa en la catedral de Fasketel. El trovador notó los distintos diseños para los mausoleos, reconociendo la mano de obra terrana en muchos de ellos. Hasta que Miles se detuvo frente a un gran mausoleo en cuya entrada estaba una gran estatua.

Dos grandes cuernos en la frente
Dos grandes alas en la espalda
Dos grandes puños
Con grandes garras.
Después de un gran descanso
El momento había llegado
Con la palabra del príncipe
El guardián había despertado.

“Kúfur-ed-Erú” dijo el príncipe. La estatua comenzó a moverse y rugió. “Él es mi amigo, Priadan. Kúfur fue mi guardián cuando era un pequeño. Ha decidido esperar dormido en este lugar hasta la fecha en que los destinos debían ser cumplidos nuevamente.”
Priadan observó a Kúfur. Durante la gran batalla de los terranos tuvo la oportunidad de ver muchas gárgolas, pero nunca una tan atemorizante como ahora. “Tú debes ser el elegido para ser testigo” dijo la gárgola. “Es un gusto conocerte, joven.”

Después volvieron con Anton y la princesa Nienna. “Saldremos de inmediato de Fasketel. Iremos en dirección a Melissa antes de irnos a Rosedia” dijo el mago. “En el camino se nos unirá otro viajero, Priadan.”
Llevaban siete días de viaje cuando un caballero con armadura roja y una máscara que prevenía que se le viera el rostro apareció a mitad del camino, montado en un caballo negro. “Sir Viktor, es un gusto encontrarle sin dificultad. Pronto llegará el momento de cumplir nuestros destinos y sería un gusto que se nos uniera” dijo Anton al caballero.
“Perdí esperanzas por mi destino hace muchos años, Anton” respondió el caballero. “Si mi lanza debe conocer el suyo, que así sea.” Dijo y viajó con nosotros camino a Melissa.
“Priadan es un trovador” dijo Anton durante el viaje. “Quizás quieras contarle tu historia para que no sea olvidada. Grandes héroes como tú no deben ser quitados de la memoria de este mundo. En algún momento Gaia puede requerir saber sobre ti.” Sir Viktor asintió.

General de un gran ejército
De un poderoso Rey Demonio
Quizás el más grande
Del que haya testimonio.
Hizo lo que nunca creyó
Traicionó a su señor
Porque en una mujer
Encontró el amor.

Sir Viktor contó así su historia a Priadan, pero no relató la historia que lo hizo traicionar a su rey. “Lo que conocí esa noche causó que decidiera cambiar mi destino, pero nunca pensé que seguiría sólo en ello” dijo. Guardó silencio el resto del viaje.

Cuando iban saliendo del bosque, escucharon unos gritos que les llamaron la atención. Miles, Kúfur y Sir Viktor se adelantaron con sus armas en mano. Cuando llegaron al borde del bosque, notaron a un joven rodeado de gromos.
“No se acerquen” dijo el joven. Las manos del joven comenzaron a brillar y lo que parecía ser un relámpago salió de ellos, atacando a los gromos. “No es tan difícil una vez te acostumbras a ellos.”
Miles se acercó al joven. “Es increíble ver un joven de tu edad atacando estas criaturas como si fuera nada. Dime quien eres, joven hechicero.”
“Mi nombre es Lance, Lance Spellier. Vengo de Rosedia, la Gran Torre Mágica” respondió el joven. Cuando vio a Anton llegar, agachó la mirada. “Maestro” dijo.
“Joven Lance, has dejado la Gran Torre Mágica. ¿Qué te ha llevado a viajar?” preguntó el mago. “¿Quién te está reemplazando?”
“Sentí que mi tiempo en ese lugar se había acabado, debía continuar viajando. No soy bueno enseñando a otros a defenderse con magia, no tan bueno como usted” respondió el mago. “La maestra Saria dijo que me reemplazaría.”

Anton conversó con Lance en privado después de esto. Terminada su conversación, nos lo presentó como un nuevo compañero de viaje. “Él nos acompañará. Será de mucha ayuda en lo que queremos hacer” dijo Anton.

Los pueblos que visita
Lo conocen como el Cazador
Entre criaturas y bestias
Ese nombre causa temor.
Hijo de un gran Drakón
Nació el temido hechicero
Con los poderes de la naturaleza
Y los deseos del viajero.

Llegaron pronto a Melissa, capital del reino de los Erios de la Tierra. Priadan quedó asombrado al ver las construcciones hechas de tierra. “Todos estos edificios fueron levantados por magia. No importa cuánto lo intentes, nunca harás que la tierra se deshaga” contó Miles. “Ahora debemos visitar a la Reina Nadivissa, ella tiene algo que necesitamos para continuar.”

Mientras avanzaban camino al castillo de la reina, una eria montada en un caballo blanco se les acercó. “Bienvenidos a Melissa, viajeros” dijo. “La reina los está esperando. Yo los escoltaré hasta el castillo.”
Anton la miró y sonrió. La eria parecía un poco curiosa sobre el grupo, los miró a todos. Cuando vio a Priadan con su citar, se le acercó. Priadan notó como ella lo miraba fijamente y sonrojó.
Cuando llegaron al castillo, fueron recibidos por los guardias. La eria que los había acompañado se separó del grupo. Luego fueron llevados al Gran Salón para ser recibidos por la Reina Nadivissa.

Sonaron trompetas y un erio anunció la entrada de la Reina Nadivissa, acompañada de la princesa Amiaruen. Priadan quedó sorprendido al ver que la princesa anunciada era la misma eria que los había acompañado durante el camino a castillo. Ella lo miró y sonrió nuevamente.

Un gran vestido blanco
Una corona hecha de plata
Una presencia cálida
Como la mejor de las fogatas.
La Reina Nadivissa sonreía
Por la reacción del trovador
Con la mirada de su hija
Su rostro cambió de color.

La reina nos recibió con gusto en su castillo. “Esta noche les haremos una recepción, por ahora serán llevados a sus habitaciones. Descansen que el viaje ha sido largo” dijo. Todos nos retiramos, excepto Miles que fue solicitado por la reina.

Esa noche se realizó una gran recepción en honor a los viajeros. Todos estaban reunidos en el Gran Salón y había música que tocaba un grupo de erios. “Durante estos pequeños momentos debes olvidarte sobre todo lo que puede pasar. No debes ignorar estos momentos pues puede que sean los últimos que llegues a ver” dijo Miles.
Durante la recepción, Anton presentó a Priadan a muchas personas importantes. Conoció entre ellos a los gemelos Masía y Palor, de los Erios del Fuego. “Ellos nacieron humanos pero el destino quería que fueran erios” contó Anton. “Fue una gran hazaña que realizaron que los llevó a convertirse en erios del fuego. El destino prepara las cosas, pero es uno mismo quien tiene que decidirse a realizarlas.”
Miles y Kúfur presentaron a Priadan al Comandante Ko’Krarian, del ejército drakoniano. “Ellos nos acompañarán hasta Rosedia, Priadan. El Comandante es un antiguo amigo de mi familia y compañero de entrenamiento de Kúfur” dijo Miles.

Raza de grandes guerreros
Bautizados por el cielo
Descendientes de grandes
Que nacieron de Fuego.
El destino tenía preparado
Una fiera batalla
Para probar que era digno
De portar sus medallas.

Tres nuevos guerreros se habían unido al grupo, lo que llevó a Priadan a tener más preguntas que no podía responder todavía. Pero no era momento de preocuparse de eso, pensó. La fiesta continuaba y la princesa lo invitaba a bailar.

Al día siguiente, el grupo se preparaba para continuar con su viaje...

Derechos de Autor

Los textos escritos en esta página web son propiedad de Gerardo Toledo, quien escribe bajo el pseudónimo Priadan Herosong. Agradezco su comprensión sobre la prohibición de la copia de los textos sin previa autorización del autor.

Contacto: p.herosong@priadan.com