Poema de los Héroes III

Parte III - De Rosedia y los Drakonianos

Los guerreros se reunieron durante el viaje. Todos esperaban cumplir con sus destinos al llegar al final del viaje. Pero eso no sería fácil de lograr.
Saliendo de Melissa debían cruzar las tierras de Dominael. Esperaban lograrlo tranquilamente, pero el drakón fue atrapado y poseído por un poder encerrado dentro de la Princesa Nienna. Así comenzó la batalla.
Todo parecía perdido. La princesa había muerto y el demonio, nombrado por Miles como Gmemog, estaba ahora en el cuerpo de Dominael. Los drakonianos peleaban contra el drakón con la esperanza de proteger a los otros guerreros.
Durante la batalla, el General Ko'Krarian cayó después de ser golpeado. Antes de morir, entregó el derecho de su espada a su hijo, que se encontraba entre los drakonianos guerreros. El joven guerrero alzó la espada y atacó a Dominael, hiriéndole en el ojo.

Desde los árboles apareció la Princesa Amiaruen, que se ofreció para ser el nuevo cuerpo para el demonio. El dolor por la herida de la espada del drakoniano era demasiado, incluso para Gmemog, que aceptó. Amiaruen cayó inconsciente en los brazos de Priadan.

Dominael estaba inconsciente y los héroes se reunieron. Debían continuar el viaje, todavía estaban a un día de Rosedia. Pero el viaje no sería fácil.

Priadan dejó a la princesa en la carreta junto a Anton. "Ella tiene al demonio en su interior" dijo el mago. "Esperemos que sea bastante fuerte para contenerlo hasta el día definitivo."
Los drakonianos estaban agrupándose y ayudando a sus heridos. Algunos reunieron los cuerpos de los caídos y les prendieron fuego. "Del fuego nacimos y al fuego volvemos" dijo Ko'Rever, mirando el cuerpo de su padre en llamas.

Pocas horas después, Ko'Rever se dirigió al grupo. "He venido entre los guerreros elegidos por mi padre en silencio, como tradición entre nuestra gente. Ahora que él ha caído, yo lideraré este ejército. Cumpliré con la palabra que él ha dado y viajaremos con ustedes hasta que no nos necesiten."
Anton agradeció a Ko'Rever. Debían partir pronto, antes que Dominael despertase y demandase una explicación por su ojo. Pero algo aún quedaba por pasar.

De entre los árboles apareció
Asustado y adolorido
Pidiendo ayuda a los viajeros
Para sus maestros en peligro.
Joven mago mensajero
Recibió antes la oportunidad
Para avisar a quien encontrase
Que los pudiese salvar.

"Rosedia está bajo ataque" dijo el joven mago que apareció repentinamente. "No sé cuanto más pueda resistir la escuela. Es un ejército de gigantes con piel tan dura como la roca."
"Joven," respondió Anton, "tranquilo. Ya estás a salvo y no debes tener miedo." Después se dirigió a Ko'Rever. "Rosedia debe ser protegida para que cumplamos nuestro objetivo."
"Nosotros iremos a ayudarles, llegaremos en cuatro horas volando" respondió Ko'Rever. "Todo drakoniano en condiciones de pelear que me siga" dijo en dirección a sus soldados y se elevó.

Lance dio un paso adelante y pidió que le llevaran. "Rosedia necesita ayuda y yo no puedo quedarme aquí. Dejadme ir con ustedes."
Ko'Rever escuchó la petición de Lance y ordenó a uno de sus soldados tomarlo y llevarlo consigo. Además, Anton le dijo que llevara a Priadan también. "El viaje será tranquilo desde ahora, será mejor que el testigo vaya con ustedes."

Priadan y Lance
Dos jóvenes viajeros
Gracias a los drakonianos
Emprendieron el vuelo.
Surcaron veloz el cielo
Con una meta en su mente
Pero jamás esperaron
Lo que tenían en frente.

Priadan pudo ver por primera vez la Gran Escuela de Magia, Rosedia. Pero no fue como él esperaba, con la majestuosidad y elegancia con la que siempre se hablaba de ella, sino abatida y golpeada por ataques que aún continuaban.

Rosedia esta ubicada a los pies de un gran volcán, que alguna vez fue la cuna de Dominael. Posee cuatro grandes torres que le dan la apariencia de un castillo, pero no posee puertas para entrar. La única forma de entrar es ser invitado para que la escuela te permita entrar.
Fue fundada hace mil años con la intensión de enseñar a los jóvenes magos y hechiceros a utilizar correctamente sus poderes. La misma fundadora sigue siendo su directora aún en estos días, pocos saben como.

Ahora estaba siendo atacada por grandes seres armados con gigantes esferas de acero, que las lanzaban como si fueran ellos mismos las catapultas. Necesitaban ayuda. Para su suerte, los drakonianos habían llegado.

Cuatro torres guardianas
La escuela en el centro
La única protección que tenían
Era permanecer dentro.
Pero no eran cuatro
Sólo quedaban tres
De estas marcas protectoras
Que estaban en pie.

"Si cayesen las cuatro torres, la escuela no tendría defensas contra los atacantes. Debemos detenerlos" dijo Ko'Rever. "Dejen a Priadan y Lance en la escuela y comenzaremos el ataque."

En lo más alto del centro de la escuela estaban los profesores de Rosedia. "Parece que la ayuda a llegado" dijo una de ellas, señalando a los drakonianos que se acercaban. "Nos han venido a salvar."
Los drakonianos volaron sobre los atacantes, ignorándolos, y llegaron a la escuela donde dejaron a Priadan y Lance. Una eria se les acercó y, después de saludar a lane, les habló. "Soy la directora de Rosedia. Les agradezco su asistencia en estos tiempos de problemas."
"Señora directora, hemos venido en cuanto supimos del asedio a la escuela. Anton y los otros llegarán después, estos viajeros querían llegar primero" respondió Ko'Rever, señalando a Lance y Priadan. "El joven es aquel nombrado testigo."
Los drakonianos se prepararon para el combate. Ko'Rever se elevó hasta que bloqueó el sol que se podía ver desde Rosedia. Sólo vimos su silueta tomar algo de su cintura y escuchamos el sonido de un cuerno.

"Ese es el sonido es del cuerno que sólo puede soplar el líder de los drakonianos" contó la directora, dirigiéndose a Priadan. "Esto quiere decir que ellos entrarán en guerra. Estaremos a salvo pronto."

Poderosos seres alados
Cuyas siluetas cubrieron el cielo
No importa quien sea el enemigo
Sus corazones tendrán miedo.
Con el sonido del trueno
La batalla comenzaba
Espadas en alto y garras afiladas
La guerra estaba declarada.

"¿Podrán vencer a estos gigantes?" preguntó Priadan. "Hace algunas horas combatieron contra Dominael y sufrieron muchas bajas. Deben estar cansados."
"Los drakonianos son conocidos como guerreros que no reconocen el cansancio. Ellos seguirán peleando hasta que quede ninguno en pie" respondió la directora Saria. "Pero ahora que la guerra está declarada, ellos no estarán solos."

¿Qué significaba eso? Priadan observaba el campo de batalla y veía a los drakonianos combatir contra los gigantes con todas sus fuerzas. Los bandos parecían nivelados.
Ko'rever seguía en lo alto, mirando la batalla con Flamgo en su mano. "¿Por qué no pelea también? Debería ayudar a sus compañeros" dijo Priadan.
"Él es ahora el máximo líder de los drakonianos. Por mucho que desee pelear no puede hacerlo mientras su espada dicte lo contrario. La espada es sabia, él lo sabe, y debe esperar el momento indicado" volvió a responder Saria.

Piel dura como la roca
Pensando sólo en destruir
¿Quién les haría frente?
¿Quién pensaba en huir?
Nacidos en lugares distantes
Que para todos eran prohibidos
En su viaje a muchos ejércitos
Con su fuerza habrían vencido.

Los drakonianos habían logrado vencer a uno de los gigantes y este cayó al suelo rompiéndose en pedazos. No se detuvieron a celebrar el pequeño triunfo, sino que continuaron combatiendo contra otro de los gigantes. En ese momento, la directora Saria se acercó a Lance.
"¿Lo sentiste, Lance? La fuente del poder de estos gigantes está oculta entre sus rangos. Cuando uno de ellos cayó pude sentirlo" dijo Saria.
"Sí, directora. Es una fuerza distinta a otras que haya conocido. ¿Cómo podremos detenerlo?" preguntó Lance.
"Debes ir a él. Enfrentarlo directamente" respondió la directora. "Yo no puedo abandonar el colegio, así que debes ser tú."

La directora hizo una señal a Ko'Rever para que bajara y le explicó el plan. "Si logran derrotar a la fuente, la magia que mantiene a los gigantes peleando se acabará" dijo. "Lleva a Lance contigo, él podrá encontrarle."

Lance voló junto a Ko'Rever por el campo de batalla. "Puedo sentir su extraña energía" dijo Lance. "Sigamos en esta dirección."
Lance le encontró oculto entre los gigantes. "¡Él es!" exclamó. Ko'Rever lo bajó y le hicieron frente. "¿Quién eres y qué buscas en Rosedia?" preguntó Lance.
La fuente del poder de los gigantes era una criatura parecida a un gromo, pero su cuerpo estaba cubierto de algas. "Poder, mucho poder habrá pronto en Rosedia y yo estaré esperándolo" respondió. Después alzó sus manos y ordenó a los gigantes defenderle.

Lance pudo sentir
Una extraña sensación
Cuando la magia del chamán
Estuvo a su alrededor.
Combatir fuego con fuego
Y espada con espada
Sino detenían a su oponente
Rosedia sería derrotada.

Lance combatía contra la criatura, que se presentó como un chamán. Ko'Rever defendía al mago contra tres gigantes que se acercaron a proteger a su fuente. "Debes derrotarle pronto, joven hechicero" dijo Ko'Rever. "Yo solo no podré mucho tiempo contra estos tres."

Uno de los ataques de Lance logró dar en el pecho del chamán, pero no lo acabó. En cambio, dejó al descubierto lo que parecía ser una esfera negativa, de esas que los terranos purificaban. "Yo no tengo el poder para destruir una de esas esferas" dijo Lance. "Necesitamos un arma terrana."
Poco a poco, la magia del chamán se mostró más fuerte que Lance. Ahora era el joven mago quien se defendía de los ataques del chamán. Pensó que estaba todo perdido, hasta que vio la espada de Ko'Rever atravesar al chamán, prendiéndose en llamas al mismo tiempo.

"Si pierdes la esperanza peleando contra estas criaturas ellos se hacen más fuertes" dijo Ko'Rever. "Flamgo fue forjada por los terranos con un mineral llamado lufu. Tiene el poder de vencer estas criaturas."

Los gigantes cayeron en pedazos. La magia que los mantenía en pie ya no los protegía y su piel ya no era dura. Las espadas drakonianas los herían con cada ataque, hasta que ya no quedaban más. La guerra estaba ganada.

Llegó la noche y la luna
Y con ello los viajeros
Era el momento esperado
De ver a los compañeros.
Una tranquila oscuridad
Les dejó conseguir el sueño
Excepto al mago y al hechicero
Que sentían acercarse al trueno.

Anton y Lance estaban en lo más alto de Rosedia, observando el cielo nocturno. "No quería que te vieras involucrado en esto, Lance" dijo el mago. "Quería que tuvieras una vida tranquila entre estas paredes."
"Maestro," respondió Lance, "el destino rara vez es lo que esperamos. Yo aprendí eso de usted. Es un honor estar en esto junto a usted."
"Por el contrario, Lance, el honor es mío" dijo Anton, poniendo su mano sobre el hombro de Lance. "Ya es hora que duermas. Mañana será un día muy difícil y debes descansar."

Al día siguiente, todo el grupo se reunió en un gran salón usado de comedor. Todos, excepto Amiaruen. "La princesa sigue descansando y no debe ser molestada" dijo la directora Saria.

Después del desayuno, Priadan fue invitado a reunirse junto a Anton, Miles y la directora Saria en un salón distinto. "Este último día debes aprender la verdad de esto" dijo Anton. "Aquí aprenderás la conexión de tus aventuras con los terranos y lo que va a ocurrir ahora."
"Priadan," dijo Miles, "es hora que te respondan todas las preguntas sobre mí y mi reino. Aprenderás sobre Gwydion y sobre Gmemog. Aprenderás, además, sobre lo que nos espera el día de mañana."

Tres personas misteriosas
Para revelar un secreto
Los misterios de ese viaje
Los aprendería por completo.
Esperó tranquilo el relato
Sobre aquél reino antiguo
Sobre el poderoso demonio
Sobre la noche del destino.

"Tú debes conocer el Libro de Édez, Priadan" dijo la directora Saria. "Aquel libro que tiene en su interior la historia de los terranos y sus héroes." Priadan asintió. "Es hora que conozcas su libro gemelo, el libro de Gwydion."

Sobre la mesa en el centro de la sala apareció un libro parecido al Libro de Édez, pero su portada se leía distinta. "Libro de Gwydion" leyó Priadan. El libro se abrió por sí solo.
"El Libro de Gwydion sólo se muestra a quienes quiere enseñarle sus secretos" contó Anton. "Cuando supe de tus aventuras con los terranos y la gran batalla que presenciaste, supe que el libro te elegiría a ti como su testigo. Después de mañana el libro no existirá más y debe dejar en alguien sus secretos. Ése alguien serás tú."

Priadan comenzó a hojear el libro, pero sus paginas estaban en blanco. "No puedo ver que está escrito. ¿Cómo podré saber la verdad de la que me hablan?" preguntó.

"El Libro de Gwydion es más sabio de lo que crees. Debes estar seguro sobre que quieres saber y luego preguntárselo. El libro te enseñará lo que deseas saber" respondió Miles. Después, los tres se retiraron, dejando a Priadan solo con el Libro de Gwydion.

Yo tengo las preguntas
Tú tienes las respuestas
Sólo si mis dudas
A la verdad están dispuestas.
Pensó que preguntar
Pero parecía tener miedo
Recordó a la joven princesa
Y ella le aclaró el sueño.

Priadan recordó a Amiaruen y su fe en su destino. También recordó a la caída Princesa Nienna, cuya vida estaba unida a un demonio tan poderoso que todavía no había sido derrotado. Recordó a todos y sus destinos, hasta que supo que preguntar.

Hizo la pregunta y leyó la respuesta del libro...

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