Parte VI - Del Día del Destino
Todo lo que había estado ocurriendo estaba por llegar a su objetivo. La reunión de los héroes ya conocía su destino. El demonio ya no era un desconocido para el Testigo. El cumplimiento de la oportunidad entregada para vencer a aquel ser capaz de destruir todo estaba cerca.
“Ellos vienen porque creer que Gmemog los liderará como su antiguo señor lo hizo” dijo Sir Viktor sobre el ejército de demonios que se acercaba. “Ellos no saben lo equivocado que están.”
Había llegado el momento de separarse. Algunos debían ir al lugar donde Gmemog se liberaría, mientras los demás hacían frente al ejército de demonios que marchaba. Priadan sabía a quienes debía acompañar.
Los compañeros se despidieron. No estaban seguros si volverían a verse. Por un lado viajaron Miles, Anton, la Princesa Amiaruen, Kúfur-ed-Erú y Priadan. Los otros viajeros se encaminaron hacia el campo de batalla.
Muchos de los demonios reconocieron a Sir Viktor mientras él se acercaba. Algunos rugían con odio, otros temían su lanza. Bastó que uno de ellos atacara al caballero de la máscara para que comenzara la batalla.
Habían comenzado los sucesos del día del destino. Ambos bandos entraron en combate, demonios y viajeros. Los drakonianos una vez más combatieron, honrando su palabra.
“Ellos vienen porque creer que Gmemog los liderará como su antiguo señor lo hizo” dijo Sir Viktor sobre el ejército de demonios que se acercaba. “Ellos no saben lo equivocado que están.”
Había llegado el momento de separarse. Algunos debían ir al lugar donde Gmemog se liberaría, mientras los demás hacían frente al ejército de demonios que marchaba. Priadan sabía a quienes debía acompañar.
Los compañeros se despidieron. No estaban seguros si volverían a verse. Por un lado viajaron Miles, Anton, la Princesa Amiaruen, Kúfur-ed-Erú y Priadan. Los otros viajeros se encaminaron hacia el campo de batalla.
Muchos de los demonios reconocieron a Sir Viktor mientras él se acercaba. Algunos rugían con odio, otros temían su lanza. Bastó que uno de ellos atacara al caballero de la máscara para que comenzara la batalla.
Habían comenzado los sucesos del día del destino. Ambos bandos entraron en combate, demonios y viajeros. Los drakonianos una vez más combatieron, honrando su palabra.
Corazones armados de acero
Con filos y miradas implacables
Corriendo hacia el futuro
Mirando siempre hacia delante.
Grandes héroes combatientes
Al destino entregan sus latidos
Impulsados por la esperanza
Buscando el fin del camino.
Con filos y miradas implacables
Corriendo hacia el futuro
Mirando siempre hacia delante.
Grandes héroes combatientes
Al destino entregan sus latidos
Impulsados por la esperanza
Buscando el fin del camino.
Cuando los guerreros chocaron contra el ejército de demonios, no fue necesaria una presentación antes del combate. Ellos conocían muy bien a quien les hacía frente. La batalla comenzó sin demora.
Eran miles contra unos cuantos, enfrentándose en una batalla en que el número no lo era todo, pero sí importaba. Desde su caballo, Sir Viktor acababa con la vida de sus oponentes con su lanza. Sus compañeros también hacían lo suyo.
En el cielo observaba la batalla Ko’Rever, vigilante de sus nobles guerreros. En el campo de batalla luchaban los drakonianos, probando por qué eran temidos. Un enemigo tras otro caía al filo de sus espadas.
Los gemelos Masía y Palor, vestidos en sus doradas armaduras, combatían utilizando las armas sagradas que se les entregaron por las diosas Amini y Pimón. Lance les acompañaba con su magia. Era la más grande batalla en la vida de estos jóvenes.
Llegó el momento que nuestros héroes estuvieron completamente rodeados. En ese mismo momento, el cielo se cubrió de figuras aladas, que bajaron al campo de batalla después de escuchar el rugido de su General. La esperanza les dio energía a los guerreros. Gracias al cuerno que fue soplado, el ejército drakoniano había sido convocado a la guerra.
Eran miles contra unos cuantos, enfrentándose en una batalla en que el número no lo era todo, pero sí importaba. Desde su caballo, Sir Viktor acababa con la vida de sus oponentes con su lanza. Sus compañeros también hacían lo suyo.
En el cielo observaba la batalla Ko’Rever, vigilante de sus nobles guerreros. En el campo de batalla luchaban los drakonianos, probando por qué eran temidos. Un enemigo tras otro caía al filo de sus espadas.
Los gemelos Masía y Palor, vestidos en sus doradas armaduras, combatían utilizando las armas sagradas que se les entregaron por las diosas Amini y Pimón. Lance les acompañaba con su magia. Era la más grande batalla en la vida de estos jóvenes.
Llegó el momento que nuestros héroes estuvieron completamente rodeados. En ese mismo momento, el cielo se cubrió de figuras aladas, que bajaron al campo de batalla después de escuchar el rugido de su General. La esperanza les dio energía a los guerreros. Gracias al cuerno que fue soplado, el ejército drakoniano había sido convocado a la guerra.
Los latidos se multiplicaron
Guerreros unidos en sus caminos
Con espadas, lanzas o magia
Acabando con sus enemigos.
Esta era su parte de la historia
Evitar que el mal se hiciera más fuerte
Entregarían en combate sus vidas
Si eso quisiera la muerte.
Guerreros unidos en sus caminos
Con espadas, lanzas o magia
Acabando con sus enemigos.
Esta era su parte de la historia
Evitar que el mal se hiciera más fuerte
Entregarían en combate sus vidas
Si eso quisiera la muerte.
Por el otro lado, Priadan observó el lugar donde habían llegado. En el suelo había un gran símbolo rojo. “Este símbolo marca el lugar donde el demonio fue separado de su cuerpo. En este mismo lugar fue escrito que aparecería” contó Anton.
La princesa Amiaruen comenzó a gritar, le dolía el pecho. “El momento se acerca, siento al demonio que intenta salir de mí.” Anton se le acercó y la guió mientras caminaban hacia el centro del símbolo.
“¿Qué hacen?” preguntó Priadan mientras corría hacia ellos, pero fue detenido por Miles. “Si se acercan a ese lugar, el demonio podría salir. Debemos proteger a la princesa, no sacrificarla.”
“Priadan,” respondió Miles, “nuestra misión de proteger a la princesa Amiaruen ya terminó. Ella sabe que éste es su camino, al igual que Anton.” Miles le dio la espalda al símbolo y caminó. “No creas que es fácil para una madre y un padre entregar a su hija, tampoco lo es para la hija entregarse. Debemos respetar su decisión, ella así lo quiere.”
“No me digas que ella es...” Priadan no se atrevió a terminar lo que quería decir. Caminó junto a Miles y notó que sus ojos estaban conteniendo las lágrimas.
Cuando estuvieron alejados del símbolo, Miles tomó su arco y preparó una flecha. “Esperemos que esto no tome más tiempo de lo necesario. La vida de este mundo depende de este momento.”
La princesa Amiaruen comenzó a gritar, le dolía el pecho. “El momento se acerca, siento al demonio que intenta salir de mí.” Anton se le acercó y la guió mientras caminaban hacia el centro del símbolo.
“¿Qué hacen?” preguntó Priadan mientras corría hacia ellos, pero fue detenido por Miles. “Si se acercan a ese lugar, el demonio podría salir. Debemos proteger a la princesa, no sacrificarla.”
“Priadan,” respondió Miles, “nuestra misión de proteger a la princesa Amiaruen ya terminó. Ella sabe que éste es su camino, al igual que Anton.” Miles le dio la espalda al símbolo y caminó. “No creas que es fácil para una madre y un padre entregar a su hija, tampoco lo es para la hija entregarse. Debemos respetar su decisión, ella así lo quiere.”
“No me digas que ella es...” Priadan no se atrevió a terminar lo que quería decir. Caminó junto a Miles y notó que sus ojos estaban conteniendo las lágrimas.
Cuando estuvieron alejados del símbolo, Miles tomó su arco y preparó una flecha. “Esperemos que esto no tome más tiempo de lo necesario. La vida de este mundo depende de este momento.”
Tambores en la tierra
Hechos por pasos agigantados
El temido demonio Gmemog
Había sido despertado.
Un estruendoso rugido
La tierra de golpe se sacudió
Mirando al trovador con ojos llorosos
La princesa Amiaruen se despidió.
Hechos por pasos agigantados
El temido demonio Gmemog
Había sido despertado.
Un estruendoso rugido
La tierra de golpe se sacudió
Mirando al trovador con ojos llorosos
La princesa Amiaruen se despidió.
Anton dijo unas palabras y levantó sus brazos, después desapareció. La tierra se abrió por donde estaban y la princesa Amiaruen cayó. Miles no se movía, estaba pendiente con su flecha preparada.
“¿Esto es lo que tenía que pasar?” preguntó Priadan, molesto. “Sacrificar a la princesa para despertar a Gmemog no me parece justo. ¿Cómo están seguros que el demonio revivirá?”
Miles miró a Priadan. “Estás molesto, Priadan. Ese no eres tú, es el poder de Gmemog que te está afectando. Recuerda lo que te dijo Amiaruen anoche y tu corazón se despejará.”
Así fue, Priadan recordó las palabras tranquilas de la princesa Amiaruen la noche anterior. Su corazón se sintió más liviano. La esperanza volvió a su corazón y confiaba que lograrían lo que se habían propuesto.
Era el momento de probarlo. La tierra crujió mientras una gigantesca garra aparecía desde la fisura. Gmemog había despertado.
“¿Esto es lo que tenía que pasar?” preguntó Priadan, molesto. “Sacrificar a la princesa para despertar a Gmemog no me parece justo. ¿Cómo están seguros que el demonio revivirá?”
Miles miró a Priadan. “Estás molesto, Priadan. Ese no eres tú, es el poder de Gmemog que te está afectando. Recuerda lo que te dijo Amiaruen anoche y tu corazón se despejará.”
Así fue, Priadan recordó las palabras tranquilas de la princesa Amiaruen la noche anterior. Su corazón se sintió más liviano. La esperanza volvió a su corazón y confiaba que lograrían lo que se habían propuesto.
Era el momento de probarlo. La tierra crujió mientras una gigantesca garra aparecía desde la fisura. Gmemog había despertado.
Un rugido que sacudió la tierra
Durante el día de la profecía
El valor del príncipe probado
Si su título él merecía.
Sin corazón ni sentimientos
Significa muerte y destrucción
Con un destino ya escrito
Que los viajeros pusieron en acción.
Durante el día de la profecía
El valor del príncipe probado
Si su título él merecía.
Sin corazón ni sentimientos
Significa muerte y destrucción
Con un destino ya escrito
Que los viajeros pusieron en acción.
Gmemog surgió tan grande como una torre. Priadan notó que le faltaba el brazo derecho, tal como aprendió. Miles apuntó su flecha hacia el demonio.
“En el lugar que debería estar su corazón está la esfera negativa” dijo Miles. “Mi flecha debe llegar a esa esfera para que la profecía se cumpla y Gmemog muera. Necesito un tiro limpio.”
“¡Por fin libre!” gritó Gmemog. Su voz se escuchó como un trueno e hizo que los árboles se sacudieran. “Nada ni nadie podrá detenerme en esta oportunidad.”
“¡Gmemog!” gritó Miles. “Hoy acaba tu historia. Los dioses tienen un mensaje para ti, dicen que lamentan tu existencia y que esperan entiendas lo que ellos quieren proteger.” Miles no esperó más y lanzó su flecha. Esta dio en la cara del demonio.
Gmemog bajó la mirada hacia el príncipe. “Los dioses dejarán de existir junto con todo lo demás. No me importa lo que tengan que decir, yo soy más poderoso que todos ellos.”
“En el lugar que debería estar su corazón está la esfera negativa” dijo Miles. “Mi flecha debe llegar a esa esfera para que la profecía se cumpla y Gmemog muera. Necesito un tiro limpio.”
“¡Por fin libre!” gritó Gmemog. Su voz se escuchó como un trueno e hizo que los árboles se sacudieran. “Nada ni nadie podrá detenerme en esta oportunidad.”
“¡Gmemog!” gritó Miles. “Hoy acaba tu historia. Los dioses tienen un mensaje para ti, dicen que lamentan tu existencia y que esperan entiendas lo que ellos quieren proteger.” Miles no esperó más y lanzó su flecha. Esta dio en la cara del demonio.
Gmemog bajó la mirada hacia el príncipe. “Los dioses dejarán de existir junto con todo lo demás. No me importa lo que tengan que decir, yo soy más poderoso que todos ellos.”
Una sonrisa que no era alegría
Sino una expresión de seguridad
Que acabaría con toda la existencia
Cuando se diera la oportunidad.
Ojos profundos color muerte
Colmillos grandes como una lanza
Una expresión que afectaba corazones
Queriendo eliminar toda esperanza.
Sino una expresión de seguridad
Que acabaría con toda la existencia
Cuando se diera la oportunidad.
Ojos profundos color muerte
Colmillos grandes como una lanza
Una expresión que afectaba corazones
Queriendo eliminar toda esperanza.
“¡Nunca podrás cumplir con tu destino!” dijo Gmemog. Comenzó a caminar, cada uno de sus pasos hacía temblar la tierra. “Todo caerá y seré lo único que quede” continuó y comenzó a reír.
La tierra comenzó a temblar más fuerte que antes y los árboles cayeron. Miles y Priadan corrían esquivando los árboles, mientras Kúfur volaba sobre el lugar buscándolos. Sin poderlo ver, un árbol caía en dirección a Priadan. Miles empujó a Priadan, pero el árbol cayó sobre el príncipe.
Kúfur bajó y levantó el árbol que estaba sobre Miles. “¡Príncipe!” gritó Kúfur, esperando la respuesta de Miles, pero él no respondía. Priadan lo sacó del lugar antes que Kúfur soltase el árbol.
Miles reaccionó inmediatamente y preguntó hacia donde iba Gmemog. Kúfur le señaló que el demonio fue en dirección a Rosedia. “La escuela corre peligro, debemos apurarnos” dijo Miles y se puso de pie.
Los tres corrieron hacia la escuela de magia. Temían por la directora y sus estudiantes. Cuando la vieron, sus corazones se estremecieron.
La tierra comenzó a temblar más fuerte que antes y los árboles cayeron. Miles y Priadan corrían esquivando los árboles, mientras Kúfur volaba sobre el lugar buscándolos. Sin poderlo ver, un árbol caía en dirección a Priadan. Miles empujó a Priadan, pero el árbol cayó sobre el príncipe.
Kúfur bajó y levantó el árbol que estaba sobre Miles. “¡Príncipe!” gritó Kúfur, esperando la respuesta de Miles, pero él no respondía. Priadan lo sacó del lugar antes que Kúfur soltase el árbol.
Miles reaccionó inmediatamente y preguntó hacia donde iba Gmemog. Kúfur le señaló que el demonio fue en dirección a Rosedia. “La escuela corre peligro, debemos apurarnos” dijo Miles y se puso de pie.
Los tres corrieron hacia la escuela de magia. Temían por la directora y sus estudiantes. Cuando la vieron, sus corazones se estremecieron.
Ante los ojos de los viajeros
Las torres caían hechas pedazos
Con los temblores que ocurrían
Cuando Gmemog daba un paso.
Los gritos de los estudiantes
Fue lo primero que dio aviso
Cuando cayó la última torre
La escuela en arena se deshizo.
Las torres caían hechas pedazos
Con los temblores que ocurrían
Cuando Gmemog daba un paso.
Los gritos de los estudiantes
Fue lo primero que dio aviso
Cuando cayó la última torre
La escuela en arena se deshizo.
“Tengo que conseguir un tiro limpio, sólo me queda una flecha” dijo Miles. Kúfur lo tomó y se fueron volando. Priadan corrió, intentando alcanzarles.
Cuando estuvieron cerca de Gmemog, éste los vio y atacó con su brazo. “No podrás vencerme, príncipe. El triunfo es y será siempre mío” dijo Gmemog antes de golpearlos.
Miles y Kúfur cayeron sobre los escombros de una de las torres. Cuando el príncipe se levantó, notó que su última flecha estaba rota. “Este es el fin, la profecía decía que cuando tuviera mi última flecha, esta daría en el blanco. Ya no me quedan flechas. Estamos perdidos.”
Kúfur se levantó, uno de sus brazos estaba roto y cayó como si sólo fuese una piedra. “Príncipe, no pierda la esperanza. Si lo hace, dejará que Gmemog triunfe” dijo la gárgola. “Si tuviese una oportunidad, podría conseguirle su última flecha” continuó, mirando a Gmemog.
Miles miró en la misma dirección que Kúfur y entendió. “Es imposible conseguirla, Gmemog nunca te dejará acercarte” dijo. En el cielo se escuchó un rugido.
Cuando estuvieron cerca de Gmemog, éste los vio y atacó con su brazo. “No podrás vencerme, príncipe. El triunfo es y será siempre mío” dijo Gmemog antes de golpearlos.
Miles y Kúfur cayeron sobre los escombros de una de las torres. Cuando el príncipe se levantó, notó que su última flecha estaba rota. “Este es el fin, la profecía decía que cuando tuviera mi última flecha, esta daría en el blanco. Ya no me quedan flechas. Estamos perdidos.”
Kúfur se levantó, uno de sus brazos estaba roto y cayó como si sólo fuese una piedra. “Príncipe, no pierda la esperanza. Si lo hace, dejará que Gmemog triunfe” dijo la gárgola. “Si tuviese una oportunidad, podría conseguirle su última flecha” continuó, mirando a Gmemog.
Miles miró en la misma dirección que Kúfur y entendió. “Es imposible conseguirla, Gmemog nunca te dejará acercarte” dijo. En el cielo se escuchó un rugido.
El drakón llegó por los cielos
Destino lo había convocado
Como parte de un gran plan
Para todos los destinos encontrados.
Dominael tomó al demonio
Gracias a sus poderosas grarras
Dándole a los viajeros una oportunidad
De ganar la difícil batalla.
Destino lo había convocado
Como parte de un gran plan
Para todos los destinos encontrados.
Dominael tomó al demonio
Gracias a sus poderosas grarras
Dándole a los viajeros una oportunidad
De ganar la difícil batalla.
Dominael tenía inmovilizado a Gmemog. Había venido para vengarse por lo ocurrido días antes. Gracias al poder que Fuego le concedió, podía tomar a Gmemog sin verse afectado por su poder.
Esta era la oportunidad que Kúfur necesitaba para alcanzar la flecha en el rostro de Gmemog. Emprendió el vuelo, sabiendo que entregaría su vida en ese viaje. Miles corrió detrás de él.
Cuando Kúfur llegó cerca de Gmemog, sintió como la energía del demonio intentaba penetrar su corazón. “Juré proteger al príncipe” dijo, “y este es el momento que entrego mi vida para que se cumpla su destino.” Tomó la flecha en el rostro de Gmemog e intentó sacarla con su único brazo.
La energía del demonio se pasaba a través de la flecha hacia la gárgola, que sentía como la vida se le escapaba. En un último intento por sacarla, afirmó sus pies en el rostro del demonio y la jaló con todas sus fuerzas.
Esta era la oportunidad que Kúfur necesitaba para alcanzar la flecha en el rostro de Gmemog. Emprendió el vuelo, sabiendo que entregaría su vida en ese viaje. Miles corrió detrás de él.
Cuando Kúfur llegó cerca de Gmemog, sintió como la energía del demonio intentaba penetrar su corazón. “Juré proteger al príncipe” dijo, “y este es el momento que entrego mi vida para que se cumpla su destino.” Tomó la flecha en el rostro de Gmemog e intentó sacarla con su único brazo.
La energía del demonio se pasaba a través de la flecha hacia la gárgola, que sentía como la vida se le escapaba. En un último intento por sacarla, afirmó sus pies en el rostro del demonio y la jaló con todas sus fuerzas.
¿Qué se necesita en el destino
Para lograr encontrarlo?
Un acto de valor del guerrero
Un sacrificio para lograrlo.
Retiró la flecha del rostro
Entregando su vida al hacerlo
La lanzó hacia el príncipe
Pues sólo él podría detenerlo.
Para lograr encontrarlo?
Un acto de valor del guerrero
Un sacrificio para lograrlo.
Retiró la flecha del rostro
Entregando su vida al hacerlo
La lanzó hacia el príncipe
Pues sólo él podría detenerlo.
El cuerpo de Kúfur cayó deshaciéndose en arena. El arco de Miles se trisó. El príncipe tomó la flecha y apuntó.
Priadan ya le había alcanzado. Logró ver el sacrificio de Kúfur y notó el arco trisado. No sabía que decir.
Sin decir palabra alguna, Miles lanzó la flecha hacia Gmemog y esta se le clavó en el pecho. El demonio rugió tan fuerte que Priadan cayó al suelo y Dominael fue lanzado lejos. Gmemog ardía en llamas.
“Lo logramos, Priadan” dijo Miles, que cayó de rodillas. El trovador intentó ayudarle a ponerse de pie. “Déjalo, mi propósito en esta vida ya terminó. Perdóname por dejar el resto en tus manos.”
“Príncipe Miles, ha sido un honor haber viajado con grandes guerreros como ustedes. Me encargaré que su historia sea conocida por todos en todas partes” contestó Priadan. “El mundo sabrá cómo fue salvado gracias al destino de un príncipe y los héroes que decidieron acompañarle.”
Miles se quitó la manta que siempre llevaba a modo de capa y se la entregó a Priadan. “Está hecha con piel de salamandra. Te servirá más a ti que a mí ahora” dijo. “Ahora me reuniré con mi pueblo.”
Priadan ya le había alcanzado. Logró ver el sacrificio de Kúfur y notó el arco trisado. No sabía que decir.
Sin decir palabra alguna, Miles lanzó la flecha hacia Gmemog y esta se le clavó en el pecho. El demonio rugió tan fuerte que Priadan cayó al suelo y Dominael fue lanzado lejos. Gmemog ardía en llamas.
“Lo logramos, Priadan” dijo Miles, que cayó de rodillas. El trovador intentó ayudarle a ponerse de pie. “Déjalo, mi propósito en esta vida ya terminó. Perdóname por dejar el resto en tus manos.”
“Príncipe Miles, ha sido un honor haber viajado con grandes guerreros como ustedes. Me encargaré que su historia sea conocida por todos en todas partes” contestó Priadan. “El mundo sabrá cómo fue salvado gracias al destino de un príncipe y los héroes que decidieron acompañarle.”
Miles se quitó la manta que siempre llevaba a modo de capa y se la entregó a Priadan. “Está hecha con piel de salamandra. Te servirá más a ti que a mí ahora” dijo. “Ahora me reuniré con mi pueblo.”
Héroes grandes compañeros
Enfrentados a un mismo fin
Que sin apuro y siempre seguro
Comenzó el día que decidieron partir.
Con el sacrificio de un amigo
Lanzó la flecha hacia el pecho
Cumplía su destino el príncipe
Que hizo de la tierra su lecho.
Enfrentados a un mismo fin
Que sin apuro y siempre seguro
Comenzó el día que decidieron partir.
Con el sacrificio de un amigo
Lanzó la flecha hacia el pecho
Cumplía su destino el príncipe
Que hizo de la tierra su lecho.
Cinco de los viajeros fueron al encuentro de Gmemog pero sólo volvió uno. Priadan se encontró con los guerreros que combatieron el ejército invasor, que también sufrieron bajas. “Sir Viktor y los gemelos no sobrevivieron, pero murieron con honor” dijo Ko’Rever.
Desde los árboles apareció un mago, que venía desde Rosedia. “Nuestra directora dio su vida para salvar a todos dentro de la escuela, ahora debemos cumplir con su voluntad” dijo.
Esa noche se prendió una gran pira en honor a los guerreros caídos. Dominael mismo la encendió. Todos recordaron a los valientes guerreros esa noche, y Priadan cantó para ellos.
Al día siguiente, Priadan fue separado del grupo por el mismo mago que le habló el día anterior. “Nuestra directora dejó una importante misión que debe cumplir usted solo” dijo. “¿Ha escuchado sobre el Templo del Saber?”
“Es una leyenda. Sólo unos pocos pueden entrar en él, nadie que lo haya buscado lo ha encontrado” respondió Priadan. “Sería una búsqueda sin triunfos.”
“Ella estaba segura que tú serías el indicado para esta misión” dijo el mago. “La directora Saria mencionó que tú tenías un importante futuro, y que se revelaría mientras viajas. Dijo que lo que aprendas en el Templo te servirá para lo que está por venir.”
Priadan miró hacia atrás en dirección a sus compañeros, pero no podía verlos. Si partía, lo haría de inmediato sin despedirse. Si se quedaba, tal vez nunca conocería su destino.
Esa misma mañana, Priadan comenzó su viaje. No se despidió, pues tenía la esperanza en su corazón que algún día volvería a encontrarse con sus compañeros viajeros. Era el momento de buscar el Templo del Saber...
Desde los árboles apareció un mago, que venía desde Rosedia. “Nuestra directora dio su vida para salvar a todos dentro de la escuela, ahora debemos cumplir con su voluntad” dijo.
Esa noche se prendió una gran pira en honor a los guerreros caídos. Dominael mismo la encendió. Todos recordaron a los valientes guerreros esa noche, y Priadan cantó para ellos.
Al día siguiente, Priadan fue separado del grupo por el mismo mago que le habló el día anterior. “Nuestra directora dejó una importante misión que debe cumplir usted solo” dijo. “¿Ha escuchado sobre el Templo del Saber?”
“Es una leyenda. Sólo unos pocos pueden entrar en él, nadie que lo haya buscado lo ha encontrado” respondió Priadan. “Sería una búsqueda sin triunfos.”
“Ella estaba segura que tú serías el indicado para esta misión” dijo el mago. “La directora Saria mencionó que tú tenías un importante futuro, y que se revelaría mientras viajas. Dijo que lo que aprendas en el Templo te servirá para lo que está por venir.”
Priadan miró hacia atrás en dirección a sus compañeros, pero no podía verlos. Si partía, lo haría de inmediato sin despedirse. Si se quedaba, tal vez nunca conocería su destino.
Esa misma mañana, Priadan comenzó su viaje. No se despidió, pues tenía la esperanza en su corazón que algún día volvería a encontrarse con sus compañeros viajeros. Era el momento de buscar el Templo del Saber...